Making Livable Worlds (Reseña)

Las mujeres afropuertorriqueñas en primera línea de la lucha contra el cambio climático tienen el conocimiento y las prácticas para construir un futuro más sostenible para todos.

March 11, 2022

University of Washington Press, 2021

Read this article in English.

Cuando la antropóloga y activista afropuertorriqueña Hilda Lloréns conoció a Milagros, una mujer negra de unos 50 años, estaba parada en el techo de su casa en Puerto Rico arreglando la antena de su televisor. Dos meses después de que los huracanes Irma y María azotaran el archipiélago, Lloréns estaba investigando cómo se las arreglaban las comunidades. Milagros, que años antes había construido sola su casa sin conexión a la red e instalado paneles solares, no pareció inmutarse por el daño devastador y decidió reconstruir pieza por pieza lo que ella llamó su “refugio”.m

Milagros es una de las muchas figuras que aparecen en Making Livable Worlds: Afro-Puerto Rican Women Building Environmental Justice de Lloréns. Con recuerdos e historias como protagonistas, el libro es una contribución magistral a la disciplina de la Antropología en múltiples formas. En primer lugar, es un proyecto político que hace visible el papel principal que han desempeñado las mujeres negras del sureste de Puerto Rico en el avance de las demandas de justicia ambiental, climática y racial, al tiempo que incorpora las intersecciones de género, clase y raza. Con una perspectiva decolonial, Lloréns trabaja para “teorizar cómo la construcción sociopolítica y cultural del Estado como patriarca, junto con las concepciones de la patria colonizada, contribuye a la marginación histórica de la vida, el conocimiento y los conocimientos sociopolíticos, ecológicos y ambientales de las mujeres negras. contribuciones, ya que apoya la continua extracción y degradación del territorio feminizado”.*

La obra de Lloréns se destaca por la minuciosidad con la que expone, desarrolla y sustenta sus argumentos, enriqueciendo el diálogo entre su investigación y la de sus pares con una vigorosa lista de referencias. En Making Livable Worlds, Lloréns utiliza la autoetnografía y la etnografía descolonial y ecofeminista para detallar cómo, en el contexto de la historia colonial de Puerto Rico, las mujeres racializadas como negras y estigmatizadas como empobrecidas han contribuido a la lucha contra los sistemas ecocidas dentro y fuera del territorio. A través de ejemplos específicos y narrativas concretas de las personas entrevistadas, el libro exhibe las luchas ecofeministas de las lideresas comunitarias. Sus historias de vida son un testimonio del racismo y la contaminación ambiental causada por empresas extranjeras con el respaldo del gobierno insular, un problema que se extiende mucho más allá de las comunidades donde trabaja Lloréns.

Entre los innumerables éxitos de este libro, está el compromiso de Lloréns con un enfoque etnográfico descolonial que “busca centrar el conocimiento, las experiencias, las percepciones y las observaciones de nuestros ‘informantes’ junto con los nuestros”. Ella busca llenar un vacío en la literatura de justicia ambiental en Puerto Rico que ha pasado por alto en gran medida "el liderazgo y el activismo significativos de las mujeres". Como ella explica: “Al centrarme en las narrativas antihegemónicas de la feminidad negra, la familia y el parentesco, mi objetivo es socavar, cambiar y contribuir a la destrucción de las narrativas racistas, sexistas, coloniales, masculinistas y eurocéntricas existentes sobre las vidas de las mujeres afropuertorriqueñas”.

Una valiosa contribución de Making Livable Worlds al trabajo antropológico activista, afroecofeminista y decolonial es la teorización del concepto de desposesión matriarcal. Como escribe Lloréns, el término captura las fuerzas de la “racialización desposeída en el trabajo contra las mujeres negras desde la esclavitud hasta el presente”. A través del libro, Lloréns utiliza la narrativa y la etnografía para demostrar cómo “las mujeres afropuertorriqueñas ejercen su agencia elaborando estrategias de afirmación de la vida que resisten los sistemas opresivos persistentes”. A pesar de la devastación de la temporada de huracanes de 2017 y el colapso financiero anterior, “las mujeres afropuertorriqueñas en el archipiélago y en la diáspora hicieron lo que habían hecho durante generaciones: continuaron trabajando para hacer mundos habitables”. Es importante destacar que, al desplegar “improvisaciones”, estrategias y solidaridades, las mujeres cuyas vidas documenta Making Livable Worlds “no son resistentes heroicas ni víctimas pasivas de la opresión sistémica y estructural que las constriñe”, señala Lloréns.

Además de recopilar las memorias activas de lo que sobrevivieron las víctimas del huracán María y enaltecer las historias y situaciones del sureste de Puerto Rico, Lloréns se posiciona en estas áreas académicamente no reconocidas. Ella confiesa lidiar con cuestiones éticas sobre “el derecho (y el privilegio) de contar las historias de otros”. En su epígrafe poético al Capítulo 2, expresa con honestidad y vulnerabilidad cómo se siente al hacer un trabajo antropológico y político en un lugar que, en ocasiones, la ignora como parte de él:

¿por qué me importa tanto un lugar que no se preocupa por mí?
silenciado.
expulsado.
borrado.
y aun así, digo:
“soy de ese lugar.
me encanta ese lugar”.
culto a los antepasados.
tierra. cielo. plantas. aire. Nubes. Lluvia. rocas. agua: salada y fresca.
sus animales, mis parientes.
“¿cómo no voy a amar el único lugar del que puedo decir que soy?
no conozco otra tierra de donde ser”.

Estas reflexiones son claves y nos llevan a pensar en dos escenarios: el de la persona que realiza un trabajo de investigación en su país, pero no vive allí y hace lo indecible para mantener los lazos comunitarios aunque se cuestione su origen y se pongan en duda sus intereses y compromise; y en contraste el de la persona que comete antropofagia, al utilizar el tiempo, el conocimiento y la información de los participantes, y abandonar el campo sin compartir con ellos los resultados de la investigación. Además de descubrir “capas de [sus] propias complicaciones emocionales”, Lloréns se compromete con prácticas etnográficas que, según dice, “dan un paso hacia la descolonización y la indisciplina de [ella] y de [su] etnografía”.

Ofreciendo un modelo de activismo político, Lloréns mantiene a lo largo de todo el texto su crítica a la disciplina de la Antropología, al gobierno de la colonia de Puerto Rico y al discurso de la resiliencia que busca evadir la responsabilidad del Estado. Ella destaca dos hallazgos clave de su investigación. Primero, que “no todos en el archipiélago puertorriqueño o en la diáspora valoran o quieren el mismo tipo de vida”. Y segundo, que las mujeres a las que entrevistó “son conscientes desde hace mucho tiempo de que el Estado no es una entidad benévola comprometida con salvaguardar y garantizar el bienestar y los derechos de su ciudadanía”. Lloréns rompe con la idea de homogeneizar la experiencia de la puertorriqueñidad y añade otros cuerpos, típicamente silenciados, a las luchas por las injusticias que se sobreviven en Puerto Rico.

El trabajo de Lloréns es un reflejo de sus procesos de afrosanación y sus esfuerzos por buscar afroreparaciones para su madre, sus ancestros, sus pares y para ella misma. Es un ejercicio personal y comunitario de compartir emociones, afectos y solidaridad. Más allá de las narrativas que reducen a las mujeres afropuertorriqueñas a “víctimas” o “heroínas”, reconoce: “La suya/la nuestra/la mía también es una historia de supervivencia y perseverancia”. Agrega que su trabajo con mujeres en el sureste de Puerto Rico y la diáspora surge de “mi fuerte deseo de dar cuenta de sus historias de mujeres como las de mi propia familia, históricamente devaluadas, silenciadas, expulsadas y borradas”.

El libro es una radiografía de una parte de Puerto Rico. Pero sus conocimientos pueden extrapolarse a otras partes del archipiélago porque también presta atención a otros problemas arraigados en el colonialismo, como la austeridad neoliberal, la expulsión de población, la injusticia ambiental, el ecocidio, el ciclo de la pobreza, el cierre de escuelas, la precariedad de la salud de las personas negras y la importancia del movimiento #BlackLivesMatter. Además, su voz, posicionamientos, preguntas éticas, vulnerabilidad y reflexiones hablan de experiencias que bien pueden ser compartidas por otros activistas académicos racializados como no-blancos que de manera similar enfrentan el racismo en las estructuras académicas.

Making Livable Worlds es un ejemplo de antropología decolonial, antirracista, afroecofeminista y emancipadora. A través de la documentación de las historias de mujeres que a menudo sirven como “vitals observadoras y protectoras ambientales”, Lloréns pone en práctica su propia identidad como ecofeminista. Ella sienta las bases para una profunda reflexión sobre el trabajo antropológico humanizado, la rendición de cuentas y las implicaciones emocionales para los académicos-activistas que a su vez encarnan la alteridad. Esta antropología activismo ecoafrofeminista también expone soluciones concretas: “El conocimiento y las prácticas ecológicas de los puertorriqueños negros”, escribe Lloréns, “podrían ayudar al archipiélago a convertirse en un lugar ecológicamente más sostenible para todos”. Después de todo, como concluye, los puertorriqueños negros, especialmente las mujeres, “han estado administrando la tierra ancestral y el mar y transmitiendo modos de vida culturales y prácticas fugitivas durante generaciones, llevándolos a donde quiera que vayan en el archipiélago y en la diáspora”.

Después de leer este importante y revelador libro de visibilización y denuncia, resuena persistentemente una pregunta: ¿cómo pueden las mujeres negras de comunidades del sureste de Puerto Rico acceder y utilizar esta obra académica para avanzar en sus luchas y exigir soluciones y políticas públicas al Estado? “Ecológicamente”, escribe Lloréns, “planificar para un futuro sostenible podría salvar al territorio de daños económicos, políticos y ambientales adicionales”. ¿Cómo nos aseguramos de que las comunidades tengan las herramientas para lograr esto? Sin duda, este texto debería ser traducido al español y distribuido entre los activistas afro-eco-ambientales y la clase política de Puerto Rico; el trabajo comunitario y el activismo de Lloréns merecen un amplio reconocimiento.

*Todas las traducciones por la autora.


Bárbara I. Abadía-Rexach es Assistant Professor de Afrolatinidades en el Departamento de Estudios Latina/os en San Francisco State University. Es autora de Musicalizando la raza: La racialización en Puerto Rico a través de la música (Ediciones Puerto, 2012). Es miembra de Colectivo Ilé y del Black Latinas Know Collective. Produce y modera el programa radial NEGRAS.

Like this article? Support our work. Donate now.