¿Un Golpe Militar en Venezuela? No Sin El Apoyo de los Militares

Un golpe de estado en Veneuela no parece probable mientras las Fuerzas Armadas respaldan a Maduro. Mientras tanto, acción estadounidense a lo mejor petardeará y solamente fortalecer el cúpula de poder.

January 30, 2019

Juan Guaidó en Caracas el 21 de enero de 2018 (Luis Dávila/República Bolivariana de Venezuela).

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Juan Guaidó, líder de la Asamblea Nacional Venezolana, se autojuramentó Presidente de la República el 23 de enero, ante una movilización de masas. Este evento pasó menos de dos semanas después de la toma de poder de Nicolás Maduro para su segundo mandato, una toma que la oposicíon, nucleada en torno a la Asamblea Nacional, rechazó y declaró a Maduro “usurpador”. Tampoco reconoció la inauguración de Maduro los 14 paises que componen el Grupo de Lima—que prontamente aceptaron la toma de poder de Guaidó y publicaron declaraciones a su favor, incluso los Estados Unidos. Pero con todos los poderes y la mayoría de las Fuerzas Armadas respaldado a Maduro, la asunción de Guaidó puede verse como un evento simbólico que no tiene muchas posibilidades reales de implementación.

Mientras tanto, China y Rusia, quienes ya han declarado a favor de Maduro, recientemente habián invertido cinco y seis mil millones de dólares respectivamente a Venezuela para reactivar su debilitada industria petrolera. Y a principios de diciembre Rusia comenzó a asomar despliegue militar en Venezuela con la visita de dos bombarderos estratégicos Tu-160 que provocó críticas de Estados Unidos.

La intensificación del discurso político y la presión geopolítica que han subido un escalón en este comienzo de año empeorán la instabilidad económica y producirán mayor migración. Sin una actuación militar decidida por Estados Unidos y sus aliados, la presión diplomática luce impotente en tumbar a Maduro. Pero la pieza clave, las Fuerzas Armadas, parece continuar leales a Maduro. Entonces, un coup militar internal no parece muy probable.

Los escenarios probables son variados. Desde una intervención militar liderada por Estados Unidos en alianza con Colombia y Brasil hasta una larga perpetuación de Maduro en el poder, pasando por la intervención de Rusia y China o un golpe militar. En las siguientes líneas analizamos estas posibilidades.

Legitimidad e Intervención

El punto en cuestión es la legitimidad de Maduro para su segundo sexenio, debido a que en las presidenciales del 20 de mayo de 2018, no participó el grueso de la oposición, y la abstención electoral llegó al 54%. Compara este índice con una participación de 79% en los últimos presidenciales de 2013. Los argumentos para no asistir al evento se basaron en que las condiciones generales (como el árbitro electoral) que no daban confiabilidad. Ciertamente, las instituciones del estado implementaron durante las legislativas de 2017 tácticas rudas, que lindaban con la ilegalidad: nombraron magistrados de manera imprevista en el cuerpo institucional chavista Asamblea Constituyente e inhabilitaron líderes opositores. Pero en líneas generales, las condiciones y el árbitro electoral eran los mismos que cuando proclamaron a la oposición como ganadora de la mayoría de la Asamblea Nacional en diciembre de 2015. Los analistas chavistas consideraron que la inasistencia electoral tenía que ver con planes de la oposicíon en conjunción con los Estados Unidos de forzar una intervención en el país para borrar completamente al movimiento revolucionario. Los eventos de los pasados días pueden dar credibilidad a esta teoría.

En las legislativas de 2015, la oposición consiguió 7.726.066 votos. En las presidenciales de mayo de 2018, Maduro llegó a 6.245.862. Este diferencial puede haberse incrementado mucho más debido a la situación económica y la incapacidad del gobierno para enfrentarla durante los dos años y medio que trascurrieron. Pero el boicot electoral de la oposicíon impidió la posibilidad de otro resultado, incluso si el gobierno sí lo dejase. Para la oposición y sus aliados internacionales, ganar elecciones presidenciales no sirve de mucho si el Chavismo conserva el poder de las Fuerzas Armadas, los Tribunales, y el Consejo Electoral. Así que habrían preferido hacer tabla rasa. ¿Cómo podrían lograrlo?

Resulta obvio que la proclamación de Guaidó y su automático reconocimiento por parte de Estados Unidos y sus aliados en la región implican un despliegue para promover un coup militar con cooperación internacional. De no lograrlo, pronto deberá activarse la opción de la intervención militar para que el acto del 23 de enero no quede como un nuevo fracaso opositor. Trump, por su parte, ha recalcado que “todas las opciones están sobre la mesa.

Las amenazas de un golpe de estado con apoyo internacional—aunque la oposición intentó su primer golpe en 2002—empezó en los comienzos del 2018. Durante una gira por América Latina, el exsecretario de estado, Rex Tillerson comentó que sería un “cambio” en Venezuela y que “casi siempre son los militares quienes se hacen cargo de esto.” Esta fue tal vez la primera referencia a un coup militar que cambiaría el gobierno en Venezuela. Pero no fue hasta agosto de ese año cuando The New York Times confirmó, según información filtrada y corroborada por el gobierno de Estados Unidos, que funcionarios estadounidenses se habían reunido con militares venezolanos que planificaban un golpe de estado.

Fuerzas Armadas Mayormente Leales

Durante los últimos dos años se han suscitado un conjunto de acciones, desde tomas de fuertes militares, pasando por robo de helicópteros y disparo contra instituciones hasta atentado con dron contra el presidente, pero el grueso de la institucionalidad militar se ha mantenido leal a Maduro. Todos han sido abortados o no han logrado sus objetivos. Como dice Nikolaus Werz, profesor emérito de la Universidad de Rostock, en el medio alemán DW, “dados los privilegios de los que gozan muchos militares en el marco de la Revolución Bolivariana, lo más probable es que los uniformados sigan apoyando a Maduro”.

Pero la razón por su apoyo no es únicamente económica. Por un lado, el ejército ha demostrado cohesión en torno a los postulados del Chavismo, entre los que destaca el rechazo a alguna intervención militar foránea. Por el otro, el tratamiento que se le ha dado en Estados Unidos a algunos altos funcionarios militares venezolanos que llegaron bajo la figura de “testigo protegido” puede ser otra razón de peso para el atrincheramiento militar. Prácticas así resultaron en la condenación a 10 años de cárcel por corrupción al teniente Alejandro Andrade, exsecretario del tesoro del Gobierno de Chávez. A partir de esta sentencia, ¿sentirán confianza a Estados Unidos otros militares que quieran acogerse a esa figura? ¿Qué mensaje envió este fallo a los militares activos? Tal vez que la mejor opción a proteger a sí mismos es apoyar al regimen de Maduro.

Entonces, la salida del golpe militar no parece estar a la vuelta de la esquina. Así lo consideran también Brian Ellsworth y Mayela Armas, quienes publicaron en Reuters un análisis de la cuestión militar donde concluyen que con las “pocas señales de que el alto mando militar esté preparado para abandonar a Maduro, la nueva primavera del sector opositor—y la emoción que ha generado entre los inversores—puede resultar prematura”.

Atendiendo a la declaración de una radical opositora, Rocío San Miguel, experta en materia militar y que sobre el levantamiento del lunes dijo: “A un sargento de tropa profesional en un destacamento de la guardia no le doy importancia, importancia es que haya una situación en una unidad mayor o un batallón”, según recojen, la analista les habría dicho: “Los comandantes militares son leales a Maduro”.

La política de Estados Unidos hacia Venezuela, y especialmente la de Trump, ha sido contradictoria y ha precipitado errores estratégicos en la oposición venezolana. Uno de ellos, el principal, ha sido considerar más abiertamente la posibilidad de llegar al poder por vías no electorales. Las promesas hechas en público y en privado sobre estas opciones por parte de Trump han podido ejercer más presión para que el grueso de los factores de oposición desistieran de jugar la carta electoral en un momento en que lucían imbatibles en ese escenario. Y es lógico que ante las posibilidades cotejadas por Trump sobre una invasión, según ha develado AP, los políticos radicales opositores prefieran ver cómo “exterminan” al Chavismo antes que tener que seguir disputándose con él los espacios institucionales.

Pero ha habido otros mensajes contradictorios que pueden estar fortaleciendo al Chavismo como fuerza social, política, y militar, especialmente en lo concerniente a las sanciones del gobierno estadounidense. Si bien desde 2008 el Departamento Tesoro Estadounidense ha levantado sanciones contra funcionarios venezolanos relacionadas con corrupción, no fue sino hasta el gobierno de Trump en 2017 que las sanciones comenzaron a prohibir a los estadounidenses realizar transacciones con el gobierno venezolano. Posteriormente las sanciones se relacionaron con el Petro, un criptoactivo creado por Maduro y con el negocio del oro que Maduro estaba emprendiendo para hacer frente a la merma de los precios y la producción petrolera.

A mediados de julio de 2018, el Departamento del Tesoro levantó las sanciones sobre los estadounidenses para realizar transacciones con el gobierno venezolano, un acto de improvisación. En el momento en que el blanco de las sanciones dejaron de ser solamente funcionarios para ser los activos y negocios relacionados con Venezuela, entonces el discurso del gobierno venezolano acentuó la tesis del bloqueo económico y comenzó a responsabilizar al gobierno de Estados Unidos por la crisis económica. Tal analisis sirvió para debilitar el argumento de la incapacidad de Maduro para hacer frente a la situación, y ayudó al gobierno a fomentar la cohesión de sus seguidores y de las Fuerzas Armadas frente a un enemigo común.

Y a partir de la segunda inauguración de Maduro el 10 de enero, los Estados Unidos ha vuelto a la política de sancionar funcionarios y venezolanos relacionados con el gobierno, todos ellos ya señalados y algunos presos en el exterior. Pareciera que este tipo de medidas están melladas como forma de presión, pero obedecen como a una donación simbólica a los sectores más radicales de la derecha norteamericana. Esta acción ha generado burla de parte de la cúpula oficial venezolana por la ineficacia de estas decisiones. Pero el viernes los Estados Unidos anunció que augmentaría acciones económicas en contra del gobierno venezolano.

En fin, no hay claridad en las políticas de Trump sobre Venezuela. Y lejos de ser efectivas, han provocado que la oposición pierda terreno institucional y a la vez que Rusia y China tengan mayor posicionamiento sobre Venezuela. Incitan al abandono de la política por parte del antichavismo que, al abstenerse en cuatro procesos electorales, ha perdido gobernaciones, alcaldías, y curules que seguramente tendría de haber participado. Además, Trump no termina de tomar acciones lo suficientemente contundentes para que la decisión de abandonar la arena electoral haya tenido coherencia y sentido.

Aislamiento versus Diálogo

Mientras tanto, otras fuerzas geopolíticas han venido cambiando la conversación sobre las sanciones hacia Venezuela. Por un lado, todos los paises del Grupo de Lima desconocen el nuevo gobierno de Maduro y reconocen a Guaidó como presidente de la república, a excepción de México y Uruguay, que han promulgado la idea de abrir un dialógo. Por otro lado, el Grupo de Lima también rectificó el polémico punto 9 de la declaración del 4 de enero, en el que se defendía a Guyana en un altercado limítrofe con Venezuela debido a la exploración petrolera que hace la ExxonMobile en la zona. Retractarse de este tema puede ser visto como un desconocimiento a la política de Estados Unidos y sus empresas sobre la disputa territorial de Guyana con Venezuela. Este evento puede ser un señal que los paises Latinoamericanos no están listos de obedecer una intervención estadounidense a ciegas.

La Unión Europea por su parte no reconoció a Guaidó de manera automática. Pero el sábado, publicaron una declaración que llamó para elecciones nuevas dentro de una semana, algo que Maduro rechazó el día después. En diciembre, activó un “grupo de contacto” que buscaría sentar las bases para un diálogo entre gobierno y oposición. España juega un papel importante en su implementación. Federica Mogherini, Alta Representante de la diplomacia europea, afirmó en diciembre: “creemos que la ausencia de todo canal político es un enfoque peligroso. Las sanciones deben ir siempre acompañadas de un espacio para el diálogo y el compromiso”. Comentarios así parecen en clara diferencia con sus posturas radicales anteriores. Pero el sábado, España implicó que apoyaría Juan Guaidó como presidente de Venezuela, al lado de Alemania y Francia.

Ana Soliz, investigadora de la Universidad Helmut Schmidt de las Fuerzas Armadas Alemanas, explica mas detalladamente a DW este posible giro de aislamiento a dialogo: “Aislar al gobierno de Maduro es necesario, pero sin cerrar todos los canales de comunicación con el chavismo. Si no se le ofrecen posibilidades de diálogo, el régimen puede terminar endureciendo aún más sus posturas y actuando como quien ya no tiene nada que perder”.

Brasil también rectificó este punto a pesar de la radicalidad de sus postulados. Una vez asumido el poder, el gobierno de Bolsonaro no se ha presentado especialmente agresivo contra Venezuela, solo ha acompañado las declaraciones de sus aliados. Esta actitud persiste a diferencia de las semanas previas a la toma de posesión en las que su vicepresidente, el general Hamilton Mourao, quien fue Attaché Militar de la embajada en Venezuela, vaticinó un golpe de estado en Venezuela. Dijo el 17 de diciembre que “las Naciones Unidas tendrá que intervenir a través de las tropas de paz de la ONU… y allí está el papel de Brasil: liderar las tropas de paz.” Declaraciones como estas no se han repetido a pesar del desconocimiento de la asunción de Maduro y el reconocimiento a Guaidó.

Los actores políticos que desconocieron la vía electoral han esperado acciones radicales de estos países como retiros de embajadores, cierre de embajadas, bloqueos, o embargos petroleros. Que los países más activos contra Maduro no hayan tomado ninguna de estas decisiones y más bien rectifiquen un punto de la declaración, puede ser visto como debilidad diplomática y puede llevarlos a la frustración definitiva. El respaldo a Guaidó como presidente, más allá de lo simbólico, no ofrece en sí mismo opciones claras para ejercer el poder.

Posibles Escenarios

Los escenarios más radicales como un bloqueo económico o embargo petrolero terminarán de atrincherar al gobierno quien ha fortalecido alianzas con China, Rusia, y Turkía para soportar ambos escenarios. El retiro de embajadores o el cierre de embajadas no van a torcer el brazo a Maduro y más bien van a alimentar los discursos nacionalistas y anti-intervencionistas. A la vez, el aumento de la migración ha servido para que millones de familias cuenten con ingresos propios gracias a las remesas y alivien la gravedad de la situación.

En el escenario interno, la oposición volvió a movilizarse y está a la expectativa en cuanto a lo que pueda hacer Guaidó como Presidente. Guaidó pertenece al partido más radical de la oposición (Voluntad Popular). Los sectores más moderados están nerviosos debido a que cada aventura de este tipo ha culminado, hasta ahora, con un debilitamiento y fraccionamiento de la propia oposición. Es un político muy poco conocido en el país y no parece contar con fuerzas suficientes como para dar un vuelco total al control del oficialismo en el terreno militar, quien además cuenta con herramientas experimentadas en contener acciones de calle, que de llegar a ser violentas. La coyuntura actual podría terminar dividiendo a la oposición y hastiando a la población general debido a la radicalidad de sus acciones y demandas.

Dada esta situación es posible que las fuerzas antichavistas, internas y externas, solo posean dos opciones: o activan una invasión militar dirigida por Estados Unidos con la ayuda de Brasil y Colombia o sencillamente tengan que volver al terreno electoral y esperar seis años hasta unas nuevas elecciones presidenciales. La primera de estas opciones puede llevar a los Estados Unidos y el pueblo venezolano hacia una arena movedisa.

De resto, veremos un gobierno débil en el terreno económico y social, pero fuerte en las instituciones judiciales y militares. A menos que, una vez debilitada por la presión internacional, las fisuras internas al Chavismo que ya comienzan a emerger, tomen fuerza y puedan minar la fortaleza gubernamental. Mientras los Estados Unidos operen en modo de amenazas, el Chavismo tendrá razón para mantenerse fuerte y unificado.


Ociel Alí López es analista político, profesor de la Universidad Central de Venezuela y colaborador en diversos medios de Venezuela, América latina y Europa. Con su libro Dale más Gasolina fue ganador del premio municipal de Literatura mención investigación social.

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