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Translated by Daniela Da Costa Franco.
Los guatemaltecos se congregaron en plazas publicas de todo el país mientras se actualizaban los resultados el 20 de agosto, agitando las banderas celeste y blanco del país y lanzando fuegos artificiales hasta altas horas de la noche. Entonando la consigna 'Sí se pudo' y cantando el himno nacional, celebraron la victoria de un nuevo presidente que pocos esperaban que llegara a la cima antes de la primera vuelta de votación el 25 de junio. "Estamos avanzando hacia una nueva primavera", dijo el presidente electo Bernardo Arévalo del partido Movimiento Semilla en un comunicado al día siguiente de la elección. "Nadie puede impedir la voluntad del pueblo de Guatemala".
Ronalth Ochaeta Aguilar, quien ha sido parte de Semilla desde 2017 y fue elegido el 25 de junio para representar al departamento de Guatemala en el Congreso, describió una campaña agotadora. Aunque "fue de muy bajo costo (financieramente)", dijo, "se llevó a cabo con mucho corazón, esfuerzo y determinación" por parte de todo el equipo de Semilla. El inesperado desempeño de Arévalo en la primera vuelta, recordó Ochaeta, desató una explosión de "alegría total". Repitió lo que se ha convertido en un eslogan en las redes sociales: "Nadie nos vio venir".
En junio, escribí sobre las "sombras del pasado" que se cernían sobre las elecciones de Guatemala. El 20 de agosto, esas nubes se dispersaron, dando paso a lo que muchos llaman una segunda primavera guatemalteca. Arévalo y su compañera de fórmula vicepresidencial, Karin Herrera, obtuvieron el 58 por ciento de los votos, un asombro margen de diferencia frente a la candidata supuestamente corrupta, Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). Arévalo y Herrera esperan abrir un nuevo período de prosperidad y democracia para el país, que ha sido golpeado por el retroceso democrático y el creciente movimiento migratorio en los últimos años.
Una Sorpresa en la primera vuelta
Arévalo dejó atónita a Guatemala cuando él y Herrera obtuvieron el 12 por ciento de los votos en las elecciones generales de junio y avanzaron a la segunda vuelta, que finalmente ganaron con facilidad. Después de tener cerca del 2 por ciento en las encuestas antes de la votación de la primera vuelta, Arévalo se disparó para terminar en segundo lugar, reflejando un descontento generalizado con la corrupción arraigada que se ha convertido en el “establishment” en Guatemala. Sin embargo, Arévalo es más que un candidato sorpresa que intenta poner fin a la corrupción. También es el hijo de Juan José Arévalo, el primer presidente elegido democráticamente de Guatemala (1945-1951). Arévalo busca cumplir con el legado democrático de su difunto padre. Su partido, Semilla, y su logotipo, un brote verde, hacen referencia al retorno de la Primavera Guatemalteca (1944-1954), un período de gobierno democrático que llegó a un fin dramático con un golpe respaldado por Estados Unidos que sumió al país en décadas de brutal guerra civil.
Mientras Semilla dominó en la mayoría del país en las elecciones del 20 de agosto, ganando en 17 de los 22 departamentos, Torres de la UNE tuvo un buen desempeño en las zonas rurales, mostrando la fuerza continua del partido en áreas históricamente marginadas. Es recordada por su tiempo como primera dama (2008-2012), cuando supervisó un popular programa contra la pobreza que distribuía suministros básicos a las comunidades rurales. Sin embargo, aunque Sandra Torres inicialmente se destacó como una socialdemócrata, en años recientes se ha posicionado en la derecha, centrando su campaña de 2023 en una plataforma anti-LGBTQ y antiaborto
Por otro lado, Semilla se apoyó fuertemente en el voto joven en áreas urbanas. Su campaña también aprovechó las redes sociales, adoptando el emoji del brote verde. Incluso los simpatizantes comenzaron a llamar a su candidato Tío Bernie, haciendo referencia tanto al estatus de outsider como al nombre compartido con el senador estadounidense Bernie Sanders de Vermont. En la segunda vuelta, Semilla triunfó en muchos departamentos, obteniendo el 68.8 por ciento de los votos en el departamento de Quetzaltenango, el 74.9 por ciento de los votos en el departamento de Guatemala y el 82.3 por ciento de los votos en Sacatepéquez. A pesar de la base urbana y mestiza del partido, la victoria contundente de Arévalo sugiere la aparición de un frente popular democrático.
Ana López, una abogada mam, viajó más de 18 horas desde la Ciudad de Guatemala hasta su ciudad natal en Santa María Tzejá, Ixcán, para emitir su voto. "Los resultados de Semilla en la primera vuelta se deben a los esfuerzos de la juventud mestiza de la capital, que se rebeló contra el gobierno tradicional corrupto", me dijo. "Sin embargo, muchos sectores sociales diferentes se unieron para la segunda vuelta, incluyendo a los pueblos indígenas, campesinos, mujeres indígenas y grupos rurales. Esta coalición de unidad fue lo que llevó a [Arévalo y Herrera] a la presidencia".
Participación indígena en la nueva administración
Ana López insiste en que, independientemente de las mejores intenciones de Arévalo y Semilla, el camino hacia una nueva Guatemala debe integrar de manera significativa a los cuatro pueblos cohabitantes de Guatemala: los mayas, garífunas, xincas y ladinos, en la planificación y ejecución de proyectos estatales y de desarrollo. De lo contrario, la promesa transformadora del nuevo gobierno no podrá madurar en una democracia verdaderamente inclusiva. En una entrevista con Americas Quarterly, la periodista y antropóloga Irma A. Velásquez Nimatuj reflejó este sentimiento: "Uno de los desafíos críticos de Arévalo será si puede poner a los pueblos indígenas en el centro de sus reformas para crear una verdadera alternativa a la desigualdad a la que el racismo estructural los ha sometido".
Roberto, un joven k'iche' de Nahualá, Sololá, votó por Semilla tanto en la primera vuelta como en la segunda. Él hizo eco de la oportunidad y los desafíos presentados por la elección. Los resultados de la segunda vuelta "son una prueba más de un pueblo marginado que ha sido despojado de sus derechos y está cansado de tanta corrupción", dijo. "Están expresando su oposición a la corrupción de manera pacífica en las urnas, lo que ha creado una oportunidad increíble". Aunque Roberto es consciente de las muchas barreras que Arévalo enfrenta para asumir el cargo y gobernar, llama a la elección una "gran victoria para la democracia" y espera que Semilla pueda crear un "estado más inclusivo".
Incertidumbre continua en medio de amenazas al proceso democrático
En la antesala de la segunda vuelta, las élites de Guatemala intentaron sacar a Arévalo y a su partido de las elecciones. Los esfuerzos han continuado tras la segunda ronda. Estos acontecimientos se suman a una temporada de campañas tumultuosa en la que se excluyó a tres de los principales candidatos presidenciales de la contienda. En los días posteriores a la primera vuelta, y antes de que comenzaran los desafíos legales, algunos señalaron que a Arévalo no se le habría permitido postularse si el “establishment” hubiera pensado que realmente podría ganar. La carrera sigue siendo empañada por lo que muchos han llamado "judicialización extrema" o "guerra legal política", en la que los tribunales desempeñaron un papel activo en la configuración de la elección.
Sandra Torres, candidata presidencial en tres ocasiones y ex primera dama, aún no ha concedido la derrota. Desde entonces, ha bloqueado su cuenta verificada en X, que estuvo activa hasta la segunda vuelta. El presidente Alejandro Giammattei reconoció las elecciones en un mensaje en X la noche de la segunda vuelta. Sin embargo, se detuvo antes de aceptar completamente los resultados. "He hablado con Arévalo para felicitarlo e invitarlo a la Casa Presidencial el día después de que los resultados sean verificados", escribió (énfasis añadido), "para planificar la transición presidencial más ordenada y completa que este país haya experimentado hasta ahora. Me agradeció y aceptó". Días después de las elecciones, los resultados aún no han sido certificados.
Según Ochaeta de Semilla, los ataques a Arévalo y al partido por parte de la Fiscalía General "carecen de cualquier base legal". "Colegas de Semilla fueron forzados al exilio", dijo. "La persecución política y las tácticas sucias no cesaron durante toda la campaña de la segunda vuelta, pero no dieron resultado porque los ciudadanos llenaron las calles en apoyo al proceso electoral y a los resultados". Aun así, queda un largo camino hasta la transición del 14 de enero. La Fiscalía General, que está controlada por aliados de la administración actual, intentó nuevamente suspender el estatus de partido político de Semilla días después de la segunda vuelta, al mismo tiempo que intensificaba los ataques al Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Aunque estas maniobras legales desde la segunda vuelta no han sido tan viciosas como se temía, los riesgos de violencia han aumentado. En la tarde del 24 de agosto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denunció dos tramas de asesinato separadas contra Arévalo y Herrera, y solicito al Estado guatemalteco que tome las medidas apropiadas para "garantizar los derechos" y las vidas del presidente y la vicepresidenta electos. Según la resolución de la CIDH, un plan de asesinato tenía el nombre en clave "Colosio", en referencia al candidato presidencial mexicano del mismo nombre que fue asesinado en marzo de 1994. Informes indican que agentes estatales estaban detrás del plan. Estas amenazas reflejan un grave riesgo de violencia política y resultan particularmente impactantes a la luz del reciente asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio.
Para personas de todo Guatemala, incluyendo a López y Roberto, Semilla representa una esperanza renovada de que toda Guatemala pueda vivir una vida digna. Como me dijo López: "La victoria de Semilla es de hecho la del pueblo guatemalteco". En cuanto a Ochaeta, reconoce la oportunidad y la responsabilidad que él y Semilla en su conjunto ahora tienen. "Tenemos un deber hacia las personas que sueñan con un país nuevo y un gobierno que pueda empezar a responder a sus problemas", dijo. "Ser elegido... es el mayor honor de mi vida, pero también conlleva una gran responsabilidad para cumplir con la tarea en mano y representar a Guatemala de manera digna".
Las amenazas continuas de la élite gobernante de Guatemala, tanto a través de la guerra legal política como mediante la violencia física, demuestran la tenacidad de las estructuras de poder existentes y la inmensa promesa de la creciente coalición de Semilla.
Emily Taylor es doctoranda en Historia de América Latina por la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill. Actualmente reside enla Ciudad de Guatemala con una beca Fulbright Hays DDRA.