Este artículo fue publicado originalmente en inglés en el NACLA Report, nuestra revista trimestral.
Unos días antes de que Javier Milei asumiera la presidencia de Argentina, empezaron a llegar amenazas a la línea telefónica 144, que está destinada exclusivamente a atender denuncias sobre violencia de género. A esas llamadas se les sumaron las amenazas de bombas colocadas en la sede del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad que obligaron a desalojar por algunas horas el local en el que funcionaba ese call center. Se trató de una operación planificada para intimidar a las decenas de operadoras telefónicas que trabajan en esa dependencia desde su creación diez años atrás.
¿Por qué varias personas llaman, insultan y amenazan a quienes trabajan en una línea telefónica que les da asistencia psicológica y legal a las víctimas de violencia de género?, ¿en qué batallas participan o creen participar con esa experiencia de micro-guerra psicológica? ¿qué dice este episodio sobre las conexiones entre elecciones, emociones políticas y cambios culturales?, ¿cómo es que las organizaciones de derecha seducen, convencen y conmueven a sus seguidores? ¿qué desafíos tanto políticos como epistemológicos enfrentamos y enfrentaremos debido al crecimiento de las extremas derechas (no sólo) en América latina?
Este dossier propone a los lectores de NACLA conocer la opinión de más de una docena de especialistas de distintos países, que reflexionan sobre las particularidades ideológicas de este fenómeno y sus vínculos con procesos sociales y políticos de mayor profundidad histórica como la naturaleza de las restauraciones democráticas, los impactos socio-económicos de las economías neoliberales y el desafío geo-político del “progresismo” y bolivarianismo. Con estos textos esperamos contribuir a que se perciban aspectos específicos de este proceso en varios países, así como aquellos que evidencian mayores similitudes—y conexiones—con lo ocurrido más allá de las fronteras nacionales.
En el dossier hay textos que se concentran en distintos países—Uruguay, Argentina, El Salvador, República Dominicana, Paraguay, Brasil—y en distintos líderes políticos, comunicacionales e intelectuales de la extrema derecha como Nayib Bukele, Javier Milei, Jair Bolsonaro, Mario Vargas Llosa, Payo Cubas, Luis Abinader, Guido Manini Ríos, entre otros. Interesa aquí lo que ocurre en el Parlamento y las decisiones tomadas por las instituciones políticas, pero los lectores también podrán entrar en áreas menos formales de la política, aquellas en las que las extremas derechas parecen encontrarse a sus anchas. Así, este dossier permite ver el impacto de gurúes de Youtube como el brasileño Olavo de Carvalho, las redes editoriales que apuntalan un sentido común de extrema derecha entre los jóvenes argentinos, las redes de think tanks y de soft power desplegadas por la Fundación Internacional por la Libertad, pero también las formas de intimidación y violencia física que viven las mujeres afrodescendientes dominicanas en la actualidad.
El cambio climático y político
Buena parte del planeta ha entrado en una fase en la cual el cambio climático hace que sean cada vez más probables los fenómenos antaño considerados improbables. Es decir, hoy en la Tierra las variaciones imprevistas y extremas de las temperaturas, del régimen de precipitaciones pluviales (con sus consecuentes sequías e inundaciones) y de la intensidad del viento están a la orden del día. La política parece haber seguido al clima en este punto, dado que tenemos frecuentemente episodios que eran impensados hace una década. Los contornos novedosos de estos procesos no siempre han sido correctamente percibidos por los analistas de la política, quienes han dudado acerca de cómo denominar esta ola.
Un capitán retirado del Ejército que durante 25 años vegetó en el “bajo clero” parlamentario de Brasil se convirtió en 2018 en presidente de su país. Un economista doctrinario más famoso por sus shows histriónicos en la televisión argentina que por la política derrotó al candidato peronista en 2023. Chile pasó de mostrar un repudio masivo por la larga herencia del neoliberalismo pinochetista a fines de 2019 a darle respaldo mayoritario en las urnas al ultra-conservador partido de José Antonio Kast en el contexto del segundo proceso constitucional cuatro años después. Un grupo de exaltados asaltó el Capitolio Estadounidense a inicios de 2021 seguros de que estaban deteniendo una conspiración de demócratas, pedófilos y wokes.
De hecho, la última década hemos sido testigos de un acelerado proceso de corrimiento de los electorados de Europa y de las Américas hacia la derecha y la extrema derecha. Ello se ha expresado en un fortalecimiento de las bancadas parlamentarias identificadas con valores conservadores y en algunos casos en victorias electorales que posibilitaron el acceso a las presidencias. En América Latina ese proceso ha ido de la mano de relecturas sobre dos campos particulares. En primer lugar, los pasados dictatoriales y las violaciones a los derechos humanos entonces acontecidas, han sido objeto de un renovado interés revisionista y a veces negacionista por parte de fuerzas de extrema derecha que reaccionaron ante los avances de la investigación judicial e histórica, así como contra las políticas de memoria y educativas sobre estos temas. En segundo lugar, se dispararon las expresiones contrarias a lo que la extrema derecha llama “ideología de género”, lo cual se deja ver en el repudio a la legalización del derecho al aborto y en un enconado sentimiento antifeminista.
En algunos países se ha impugnado también la promoción de nuevos derechos, como al matrimonio y a la adopción por parte de personas del mismo sexo o la legalización del consumo de marihuana, así como las novedades producidas en el ámbito de la educación sexual en enseñanza primaria. Ello ha ido de la mano de un fenómeno como el peso creciente de las emociones en la política, por sobre cualquier dimensión argumentativa o polémica o racionalista. La digitalización de la vida ha conducido a que cada vez tenga más peso la expresión de emociones (el odio, la indignación, la identificación) por sobre la pretensión de representación, la dimensión argumentativa. Y todo esto se conjuga para empeorar la comprensión de la tormenta que estamos viviendo.
Caracterización, vínculos transnacionales y violencia(s)
De todos los temas y casos abordados en este dossier, quisiéramos destacar tres (entre tantos otros que los lectores hallarán). Por un lado, la cuestión de la denominación y la caracterización de estas fuerzas políticas—“extremas derechas 2.0”, “neopatriotas”, “autoritarismo neoliberal”, “iliberales”, etc. En segundo lugar, nos gustaría retomar la pregunta acerca de hasta qué punto estamos hablando de fenómenos internacionales, en los que es posible encontrar conexiones, alianzas y ayudas entre estas figuras o si más bien tenemos que concentrarnos en el uso de la escala nacional para entender (¡y combatir!) a estas amenazas. Y el tercer punto a abordar es la cuestión del vínculo entre estas nuevas fuerzas políticas y el uso de las diversas formas—simbólicas, físicas e institucionales—de violencia.
Este dossier pone de manifiesto la multiplicidad de términos con los que el análisis político intenta dar cuenta del fenómeno de las actuales derechas extremas. ¿Es una reedición del fascismo y ya? Los autores no ofrecen consenso sobre el nombre ni sobre los principales rasgos que definen a estas expresiones. Lorena Soler escribe de la “Nueva derecha empresarial”, C. López Burian y J. Sanahuja de las “neopatriotas” y Steven Forte de la “extrema derecha 2.0 y el alt-right”. Algunas otras denominaciones analizadas y usadas en los artículos que integran este compilado son “identitarios”, “contrarrevolucionarios”, “neofascistas”, “posfascistas” y “populistas de derecha”. Más allá de sus particularidades, las nuevas extremas derechas parecen compartir señas de identidad que las hermanan en distinto grado con las viejas derechas radicales, sin que esto conlleve una propuesta alternativa de futuro. ¿Estamos, entonces, ante fenómenos esencialmente reactivos, que lograron canalizar la indignación y esa capilaridad emocional que mencionabamos antes?
Otros textos invitan a pensar en las escalas de análisis apropiadas para el estudio de actores sociales y políticos de derecha que comparten redes políticas y de sociabilidad de perfil neoliberal y antipopulista. Piezas por María Julia Giménez y Stéphane Boisard abordan esta cuestión en relación con la Fundación Internacional para la Libertad, así como Ezequiel Saferstein y Analía Goldentul lo hacen en los espacios de productos culturales y referentes comunicacionales. Como nos recuerdan Sanahuja y López Burian, aunque emparentadas en el lenguaje, el estilo comunicacional y las narrativas históricas, el éxito de las derechas emergentes no parece comprensible si sólo miramos a esa esfera. Si bien comparten un aire de familia o de época, la escala nacional ofrece una aproximación más acertada para reconocer sus matrices y desafíos específicos. Algunos textos se centran en identificar las raíces más profundas de las nuevas derechas en procesos nacionales. Rodrigo Patto Sá Motta explora el papel de los imaginarios anticomunistas en la estructuración de la polarización política en el Brasil de los siglos XX y XXI, mientras que los artículos de Oldilon Caldeira Neto sobre Brasil y de Magdalena Broquetas y Gerardo Caetano sobre Uruguay abordan las heridas abiertas y los legados de las dictaduras de las décadas de 1970 y 1980.
Por otra parte, otros artículos hacen foco en la discursividad y las prácticas novedosas de violencia. Lucrecia Molinari escribe sobre la brutal política de seguridad implementada en El Salvador, y Amarilys Estrella arroja luz sobre el hostigamiento de grupos étnicos en sociedades plurales como la República Dominicana. Pero junto con la intensificación de la violencia física—recordemos el atentado de un grupo de extrema derecha contra la vice-presidenta argentina Cristina Fernández en 2022—los textos del dossier permiten ver el crecimiento de formas de brutalización del trato interpersonal y de la conversación política. Los artículos de Patto Sá Motta sobre el antipetismo en Brasil y de Goldentul y Saferstein sobre los lectores argentinos dan cuenta de la pasmosa facilidad con la que se han desplazado los límites de lo que se puede decir y cómo en materia de convivencia: la intolerancia, el racismo y la agresividad están crecientemente metamorfoseadas en honestidad y autenticidad.
En su obra Sobre el concepto de historia —cuyo manuscrito fue producido en el inicio de la Segunda Guerra mundial y cuando se avizoraba la barbarie nazi— el filósofo alemán Walter Benjamin postuló que “Ni los muertos estarán seguros ante el enemigo si éste vence. Y es ese enemigo que no ha cesado de vencer”. Quisiéramos que este dossier contribuya a una mejor comprensión de las habilidades, expectativas y modus operandi de ese enemigo.
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Agradecemos a NACLA por la invitación a preparar este dossier, así como a Heather Gies, gran responsable del proceso editorial y defensora del lector de este boletín. Asimismo, expresamos nuestro reconocimiento a los autores, quienes aceptaron la invitación a escribir para un público amplio, y en muchos casos cumplieron con esa tarea en el medio de sus vacaciones estivales.
Ernesto Bohoslavsky es historiador y profesor de la Universidad Nacional de General Sarmiento en Argentina. Sus investigaciones se centran principalmente en el anticomunismo durante la Guerra Fría en Sudamérica.
Magdalena Broquetas es historiadora y profesora de la Universidad de la República de Uruguay. Ha investigado las organizaciones de derecha y extrema derecha en Uruguay entre los años 1950 y 1970.