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Con solo 45 días de gobierno, el actual presidente argentino, Javier Milei, ya enfrentó la primera movilización popular en contra de sus políticas. El 24 de enero de este año, cerca de 200 mil personas en la ciudad de Buenos Aires y medio millón en todo el país, se manifestaron en contra de un proyecto de ley conocido como “ley ómnibus”. Para esta jornada de protesta, y por primera vez en la historia del movimiento obrero argentino, las tres centrales sindicales convocaron especialmente a las organizaciones culturales a ser protagonistas de la marcha. La resistencia del sector cultural en las calles fue masiva desde el que se conocieron las primeras medidas del nuevo gobierno, eso motivó que fuera invitado a sumarse con una columna identificada con una gran bandera con la palabra CULTURA, algo que nunca había sucedido.
En una reunión organizativa realizada el 16 de enero en la Confederación General del Trabajo (CGT), su secretario general Héctor Daer justificó esa invitación diciendo “son un sector muy importante, no solo porque son un colectivo numeroso y muy diverso, sino porque tienen una organización sólida y eso los hace diferentes de otros similares”. “Por primera vez en la historia el sector cultural marcha encolumnado junto a la Confederación General del Trabajo (CGT)”, dijo el cineasta Adrián Jaime mientras marchaba el pasado 24 de enero. Como miembro del colectivo de Cine Argentino Unido fue uno de los organizadores de la gran presencia cultural en la movilización.
El colectivo transdisciplinario no solo aportó a la resistencia activa, sino que a los tradicionales bombos de los sindicatos, cuya síncopa pone sonido a las marchas, el sector sumó las máscaras carnavaleras, la performance, las danzas y los colores del arte. Ocuparon las calles con la convicción de contar para la resistencia con una herramienta potente: la expresión con la alegría que produce el arte encontrándose con la comunidad en las calles.
La popular escritora Claudia Piñeiro, premiada internacionalmente, se sumó a la movilización junto a artistas populares como Nacha Guevara, cantante y performer, quien ya hace 60 años participaba activamente de las experiencias contraculturales y la resistencia a las dictaduras. “La movilización es sumamente valiosa, somos un pueblo que se ha manifestado siempre en las calles pacíficamente y que es algo que seguiremos haciendo”, dijo Piñeiro sobre la jornada.
Una organización colectiva que surgió de luchas anteriores
Esta organización no surgió recientemente, sino que fue en 2022, cuando el sector decidió organizarse bajo una consigna: #NoAlApagónCultural. Este fue el hashtag con el que se nucleó un movimiento que logró que se protegieran las inversiones estatales en la cultura. El mismo fue retomado en los últimos meses tras la llegada del nuevo gobierno de Argentina, comandado por el libertario de derecha Milei.
Ese año artistas de distintas disciplinas, gestores y militantes culturales de todo el país se nuclearon para impedir que entrara en efecto una decisión del presidente liberal conservador Mauricio Macri, quien en 2017 decidió que en 2022 vencerían todas las leyes de financiamiento público para las artes y la cultura. Esto implicaba el fin de la vigencia del régimen de financiación de actividades culturales como la producción audiovisual, el teatro, el Instituto Nacional de la Música, las bibliotecas populares y las radios comunitarias e indígenas. Se trataba de impuestos cobrados a los consumos culturales que no provienen del presupuesto general del gobierno. En la lucha por la ley que protegiera estos fondos el movimiento se convirtió en un actor político de los más activos contra una serie de reformas que proponen cambiar Argentina como se la conoce. El hashtag se volvió un signo de su resistencia que aún perdura.
“El ataque a la cultura es financiero e ideológico”, dijo Patricia Herrera, Presidenta del Consejo Federal de Cultura, organismo nacional que representa a las provincias ante la Secretaría de Cultura de la Nación, “Se trata de un discurso peligroso denunciar que la plata de los impuestos se ‘malgasta’ en piezas estéticas sin contenido y que deberían demostrar su rentabilidad o ser eliminadas directamente”.
A fines de 2023, durante la campaña presidencial, Milei había anunciado que desmantelaría o desfinanciaría las instituciones públicas de la cultura: el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), el Instituto Nacional del Teatro (INT), el Instituto Nacional de la Música (INAMU) y los medios públicos de comunicación, entre otros.
A fines de diciembre, luego de asumir, envió al Congreso un proyecto de ley llamado "Ley de Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos": un proyecto de 664 artículos en el que se anulan o modifican más de 300 leyes.
Un proyecto de este tipo no tiene antecedentes en la historia del país: busca que el presidente pueda dictar leyes sin la participación del Congreso durante los 4 años de su mandato; se lo habilita a vender todas las empresas públicas; modifica el régimen de producción y exportación de los recursos energéticos y se desincentiva la inversión en desarrollo industrial. Además se eliminan regulaciones al uso del espacio aéreo y el espectro de comunicaciones, entre muchísimas otras modificaciones al sistema legal argentino. Cientos de leyes que llevaron mucho tiempo de debate para sancionarse, se alterarían con apenas dos meses de discusión parlamentaria.
En materia cultural la ley propone desarticular casi en su totalidad el sistema de fomento vigente hasta ahora en Argentina. Ordena el cierre de dos de las principales instituciones: el Instituto Nacional del Teatro (INT), que promueve la creación escénica en todo el país; y el Fondo Nacional de las Artes (FNA), que otorga subsidios a la formación y creación artística. Los fondos del FNA fueron cruciales para la carrera de personas como Jorge Luis Borges, el escritor argentino más leído y traducido en el mundo, y Astor Piazzolla, músico que revolucionó el tango, traspasando fronteras de géneros y estilos internacionalmente; además que tuvo entre sus funcionarias a artistas mundialmente reconocidas como Mariana Enriquez, autora de relatos de terror, incluida por la revista Time entre las favoritas de 2023.
El proyecto busca también desbaratar el impulso a la creación, la formación y el consumo tanto para la música, la producción audiovisual y la industria editorial independiente. Respecto del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales “la propuesta reduce drásticamente el financiamiento autónomo del INCAA; modifica el régimen de fomento de manera letal para las producciones independientes; elimina la formación continua de profesionales en todo el país; y anula las herramientas mínimas que garantizan la difusión y exhibición del cine nacional”, según expresó en un comunicado la Asociación de cronistas cinematográficos de Argentina.
En cuanto a la música, se elimina la organización democrática y federal del INAMU, concentrando el poder en un enviado del presidente, además de bloquear sus funciones en materia de capacitación técnica y artística. También se elimina la ley del libro, que permitió el surgimiento de cientos de editoriales independientes, en el país con más librerías por habitante de América Latina.
Ante las propuestas de Milei, el movimiento cultural que había surgido en 2022 vio que peligraban el sustento de la producción artística y el acceso de los ciudadanos a la cultura, por lo que decidió responder inmediatamente. “La experiencia de 2022 posibilitó que [la Ley Ómnibus] nos encontrará organizados, atentos y fuertes para resistir las políticas actuales de la extrema derecha. Nos organizamos en múltiples espacios con redes de coordinación de norte a sur del país. Ahora todo ese movimiento político cultural está firme”, dijo Jaime
Es que además de las propuestas de la ley ómnibus, el gobierno de Javier Milei embistió contra el sector cultural desde el comienzo de su gestión. Se eliminó el Ministerio de Cultura, se congeló el presupuesto de 2023 — sin importar el más de 200 por ciento de inflación — y se relegó la actividad cultural a la producción de eventos de entretenimiento concentrados en la Ciudad de Buenos Aires. El fomento a la creación, a la gestión cultural, a las diferentes formas de cultura comunitaria y al impulso para el acceso libre del público a los bienes culturales, tradicionales en las políticas de cultura en el país, fueron dejados de lado. Dos meses después de la llegada del nuevo gobierno falta designar al 80 por ciento de los funcionarios del área, y no se conoce ninguna agenda impulsada por la nueva secretaría de cultura.
Las instituciones representativas de autores, actores, directores, productores, dueños de salas, ex funcionarios del área y distintas agrupaciones federales mantuvieron reuniones para organizar una resistencia a las políticas del nuevo gobierno apenas asumido el presidente Milei. Las reuniones fueron sumando cada vez más integrantes, y se multiplicaron a lo largo de toda la Argentina.
“No estamos frente a una discusión sectorial”, destacó en una de esas reuniones el diputado nacional peronista Pablo Carro, redactor de la ley que desde 2022 garantiza los fondos de fomento cultural. “La cuestión es mucho más grave y no puede haber una solución que sea satisfactoria solo para la cultura”. Bajo ese espíritu, los colectivos culturales comenzaron a organizar sus acciones en respuesta.
For Piñeiro "no les interesa entender lo que es la cultura. Han identificado determinadas cuestiones que van a usar como moneda de cambio simbólico si no logran que la economía mejore: los derechos de las mujeres y la legalización el aborto, así como lo cultural, porque sostienen que han generado el caos y producen gastos innecesarios. No logrará mejorar la economía, pero no gastará en ‘gente improductiva’. Ese es el intercambio de monedas simbólicas”.
Según un informe de la Oficina de presupuesto del Congreso Nacional, el impacto fiscal de todas las restricciones para el sector cultural de la ley ómnibus sería del 0,0004% del PIB. “El capítulo cultural [de la Ley Ómnibus] es un capítulo de claro sesgo ideológico: todas las industrias culturales generan riqueza, trabajo e identidad con mínima afectación presupuestaria. Si se sanciona, producir cine en Argentina se puede volver muy difícil, especialmente para los sectores independientes, óperas primas y documentales, ya que no está claro cómo van a acceder a los créditos o subsidios”, dijo Vanessa Ragone, productora de “El secreto de sus ojos”, la última película argentina en ganar un Premio Oscar, entre otras.
El debate en la cámara de diputados tuvo una instancia de participación ciudadana en la que los sectores de la cultura fueron enfáticos en explicar el daño global que implicaba el proyecto. Ellos llevó a que sectores aliados al gobierno se negaran a votar, junto con la oposición, las modificaciones al fomento sectorial. Luego las negociaciones derivaron en la quita de más de la mitad de los artículos originales y finalmente, ante la derrota evidente en la votación, el pasado 6 de febrero, durante el debate en la cámara de diputados el gobierno retiró el mismo. Ahora en vez de volverlo a impulsar, la administración decide intentar implementar otros decretos y "proyectos de ley puntuales”. Mientras tanto, en materia cultural, designa administradores ignorantes en la materia frente a las instituciones más importantes. Se sospecha que promoverá el vaciamiento de las mismas sin modificar las leyes existentes.
La resistencia del sector cultural fue destacada por la diputada nacional de la coalición de izquierda Myriam Bregman, quien dijo “los sectores de la cultura dan una lucha ejemplar y aportaron mucho para que el tratamiento de la Ley Ómnibus se interrumpa. Desde que asumió Milei la cultura comenzó a movilizarse,hay algo de la sensibilidad del mundo del arte que los pone en actividad en un momento de ataque y ajuste a todo pueblo”.
La discusión va más allá de la posibilidad de contar con fondos para la producción artística. Atacar la cultura no es solamente atacar a las y los artistas. Como afirmó Héctor Daer en la reunión en la sede de la CGT: "La cultura es fundamental en todo el territorio, porque es lo que afinca. Es lo que construye la identidad de las personas en su lugar, por eso la cultura es lo que hay que quebrar para quebrar a un pueblo".
Daniel Cholakian es sociólogo y periodista especializado en América Latina.