“La selva es un ser viviente consciente”

Mientras el capitalismo verde busca aprovechar de soluciones falsas, una comunidad indígena de Ecuador resiste con una propuesta innovadora para proteger la Amazonia.

July 10, 2023

Patricia Gualinga (Climate Alliance Org / CC BY 2.0)


Este artículo fue publicado originalmente en el ejemplar de verano de 2023 del NACLA Report, nuestra revista trimestral.


A principios de la década de los 2000, el pueblo Kichwa de Sarayaku, que vive en la Amazonía ecuatoriana, se enfrentó a los trabajadores de una petrolera y las fuerzas estatales porque el Estado decidió expandir en su territorio sin su consentimiento la explotación de petróleo.

En 1996, el gobierno otorgó una concesión de exploración a la compañía petrolera argentina CGC. Este permiso se sobreponía parcialmente con el territorio ancestral y titulado del pueblo sarayaku. A razí de esta decisión inconsulta por parte del Estado, se desató una ola de violencia que afectó al pueblo Sarayaku. A pesar de las múltiples protestas, acciones legales y denuncias de los abusos a los derechos humanos del pueblo Sarayaku y su territorio, las operaciones petroleras siguieron adelante. Hoy en día, más de dos décadas después, la lucha del pueblo Sarayaku continúa.

En 2012, la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló en contra de Ecuador determinando que el estado violó el derecho a la consulta previa, libre e informada del pueblo sarayaku al no consultar el contrato con la CGC. Aunque el dictamen fue una victoria histórica, el gobierno ecuatoriano sigue violando el derecho internacional al consentimiento libre, previo e informado para proyectos en los territorios de las comunidades indígenas.

Ahora, frente al incumplimiento persistente del gobierno, 10 años después del fallo de la Corte Interamericana, Sarayaku emprendió una nueva lucha sin precedentes ante la Corte Constitucional de Ecuador. Su propuesta, conocida como Kawsak Sacha o Selva Viviente, busca crear una nueva categoría legal que reconozca que los bosques son seres vivientes y sujetos de derechos. La Constitución de Ecuador de 2008 reconoce los derechos de la naturaleza, pero líderes y lideresas indígenas y ambientales han señalado que el modelo de desarrollo extractivo del país no va de la mano del reconocimiento constituonal. Kawsak Sacha propone que las Selvas Vivientes sean zonas libres de minería y extracción de petróleo donde los pueblos que los habitan puedan realizar sus “proyectos de vida” de acuerdo con el principio kichwa de sumak kawsay (buen vivir). La iniciativa Kawsak Sacha es único en el mundo y ofrece un marco legal innovador y esperanzador para garantizar los derechos de los pueblos indígenas y los seres no humanos con los que conviven.

Para conocer más sobre Kawsak Sacha, las esperanzas del pueblo Sarayaku para proteger la Amazonía y los desafíos que enfrentan, hablé con la activista Patricia Gualinga del pueblo originario Kichwa de Sarayaku. Gualinga es asesora política de Sarayaku, miembra del colectivo de Mujeres Amazónicas y vicepresidenta de la Red Eclesial Panamazónica. En los últimos años, Patricia ha sido reconocida como una de las voces globales en la defensa de la vida y de la Amazonía.

Sarayaku en la Amazonia ecuatoriana (NACLA / David C.S. / CC BY-SA 4.0)


Carlos Andrés Baquero Díaz: Podemos comenzar con una de las preguntas fundamentales ahora que se están haciendo los países amazónicos, que es cómo proteger a la Amazonía y cómo proteger a los pueblos indígenas que protegen este territorio. Una de las propuestas que ustedes tienen es la propuesta de la selva viviente, del Kawsak Sacha. ¿Nos explicas un poco de qué es esta propuesta?

Patricia Gualinga: Yo creo que si hay un interés global de protección de la Amazonía no se deben olvidar que ahí habitan pueblos indígenas. Son pueblos indígenas que han cuidado todo este extenso, bosque amazónico que está tan amenazado, pero que es vital para la humanidad. Y esos pueblos indígenas, tienen propuestas propias desde su propia cosmovisión y sus puntos de cómo relacionarse con la naturaleza. Sarayaku lo ha puesto como nombre Kawsak Sacha o selva viviente. 

Selva viviente es una búsqueda de un reconocimiento nuevo. No de las categorías que ambientalmente lo han puesto y que no ha generado una conservación real, sino que más bien ha suplantado espacios territoriales de los pueblos originarios. Selva viviente es la búsqueda de esta nueva categoría de reconocimiento de que la naturaleza, el bosque, la selva es un ser viviente consciente y por lo tanto es sujeto de derechos como todos nosotros. Y que esta categoría sea reconocida dentro de los estándares más grandes y que esté bajo cuidado de los pueblos indígenas.

Pero este reconocimiento va mucho más allá. Pues es la forma de enseñar cómo se puede convivir y relacionar con la naturaleza y cómo se puede vivir en armonía. Y como más allá de lo que la ciencia conoce, se puede también reconocer mediante esto a todos los seres protectores y regeneradores de los ecosistemas que están en la naturaleza.

CABD: Y en este proceso Patricia yo sé que el pueblo Sarayacu ha impulsado ya algunas acciones concretas. ¿Nos podrías contar cuáles han sido y cuáles han sido los resultados de esas acciones?

PG: Bueno, primero hemos hecho un lanzamiento público de que nosotros como pueblo Sarayaku declaramos y reconocemos que la selva es viviente. Hemos puesto también un conocimiento de algunas instancias jurídicas acá, por ejemplo, a causa del incumplimiento de la sentencia del caso Sarayaku [de la Corte Interamerica], que es por el tema de protección a la naturaleza.

Aparte de eso hemos tratado de compartir con otros pueblos indígenas. Todos tienen esta visión, profunda y holística de conexión con la naturaleza. El pueblo Sarayaku hemos llevado esta forma de ver a los bosques amazónicos a diferentes espacios, a foros internacionales, foros de Naciones Unidas, a congresos mundiales de la IUCN [La Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza].  

CABD: Yo sé que ustedes tienen un caso andando ante la Corte Constitucional donde están incluyendo estos temas y la propuesta de Kawsak Sacha. ¿Como has visto la recepción judicial de esta idea en Ecuador y más allá?

PG: Desde la Corte Constitucional se han callado a pesar de que ya es tiempo que para que ellos den una respuesta al pueblo Sarayaku.

En los espacios internacionales vimos con mucha ilusión. Por ejemplo, en los 50 años de Declaración de Naciones Unidas sobre medio ambiente en Estocolmo estaba la frase Selva Viviente de entrada al evento internacional. Está sonando la palabra. Pero lo que me da miedo es que solo quede en eso, que no lo asuman en su integridad. La lucha es para que asuma la integralidad, para que se empiece a discutir, para que se empiece a cuestionarse.

Pero lo que está pasando es que la gente habla de conservación, pero habla también de negocio.

CABD: ¿Los estados están implementando la propuesta del pueblo Sarayaku?

PG: Los estados primero no deben discutir bosques como del pueblo Sarayaku sin los pueblos que hemos estado antes de todas las conquistas, antes de la colonia, antes de todo. Siempre tiene que haber la incorporación de estos pueblos. Tampoco puede quedar en teoría. Es como “ya vinieron estos indígenas con sus teorías y está bien bonito y si hay que darles un pequeño espacio”, pero no lo están escuchando realmente. Y eso es preocupante. Porque si escucharan realmente empezaríamos a generar un cambio.

Kawsak Sacha, por más que suena, todavía no es asumido ni incorporado. Y eso es grave porque pueblos como Sarayaku están proponiendo algo que podría servir a la humanidad. Están proponiendo una transformación profunda. Y ellos en cambio están viendo cómo pueden negociar. Los pueblos indígenas hemos sido marginados por cientos de años. El reconocimiento de la selva viviente es retribución porque seguimos cuidando los bosques. No debe haber una presión para que otros pueblos un poco más débiles sucumban a las tentaciones de extracción, por ejemplo.

Tiene que haber una protección real. Se habla de que queremos conservar y todo lo demás, se habla de millones de dólares para conservación. Pero no nos sentimos que realmente se vea una retribución adecuada a los pueblos que están en territorio para implementar sus propios planes desde su propia misión con dignidad en igualdad de condiciones. No puede ser bajo una visión que decía bueno, qué bonita teoría, pero desde arriba nosotros implementamos como nosotros lo pensamos. Entonces todavía hay que destruir o romper esos paradigmas que no van a permitir esa transformación ante una sociedad en crisis, ante un clima en crisis, ante una economía en crisis.

CABD: Como sabes hay muchas discusiones sobre la creación de fondos que entreguen recursos económicos para los pueblos indígenas por las acciones de cuidado y conservación que hacen de los bosques. De hecho, en la última COP de Biodiversidad en Canadá en diciembre 2022 ese fue uno de los temas que estuvo en la mesa. ¿Como ven ustedes desde el pueblo Sarayaku estas propuestas? ¿Nos puedes explicar la idea de autogobierno de esos recursos que ustedes han propuesto y porque puede ser una idea útil para otros pueblos indígenas también amazónicos y que viven en bosques tropicales?

PG: Es preocupante que en la conferencia de la biodiversidad en Canadá no esté hablando de derechos colectivos de los pueblos indígenas, de territorios indígenas. No pueden hablar de bosques y dinero como si nosotros no existiéramos. Existimos. Los pueblos indígenas estamos en los bosques amazónicos.

Planteamos un autogobierno que no es mermar la estructura de Estado sino dentro de nuestros espacios territoriales donde podamos ejercer una gobernanza territorial que permita responder a las necesidades de nuestro pueblo eternamente marginado a través de la historia. Este autogobierno indígena permite responder a realidades particulares de nuestras propuestas. Eso tiene que ser muy claro. Actores externos a nuestros pueblos no pueden pensar que por ejemplo pueden venir aquí a negociar nuestros territorios a través de gobiernos seccionales, gobiernos centrales u organizaciones no gubernamentales grandes que sirvan de intermediarios tratando de vernos a nosotros como personas incapaces de responder. Tenemos que buscar la forma porque nosotros sí podemos responder.

Somos los dueños del territorio. Somos los que cuidamos. ¿Porque pueden decidir encima de nosotros que se puede permitir y no se puede permitir? Porque sería otra forma de extracción, de explotación, de marginación, de racismo y de exclusión de los pueblos.

Patricia Gualinga habla en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)con otros líderes indigenas de Ecuador, 2015. (Daniel Cima / CIDH / CC BY 2.0)

CABD: ¿Ustedes tienen alguna propuesta para presentar en estos mercados de carbono?

PG: Sarayaku ha trabajado ardua y técnicamente. Ha llevado 5 años trabajar a detalle nuestro territorio zonificaciones y toda esta cuestión de mapeos que están pidiendo la gente de stocks de carbono. Y si se mueven recursos puede responder dentro de nuestra estructura administrativa desde Sarayaku con un plan de ahora a 50 años para implementación.

Esto nosotros lo tenemos, pero sé que los otros pueblos no lo tienen. Todo es nuevo, recién están iniciando y se necesita un arduo de trabajo. Pero no pueden venir a hacer las cosas desde arriba. Sino que hay que tratar de que estos pueblos de alguna manera puedan tener y desarrollar capacidades propias. Yo he escuchado de organizaciones no gubernamentales expertos en ambiente y negocio climático y de carbono que vienen y les dicen “saben qué ahorita ustedes van a tener retribución por cuidar los bosques y nosotros les vamos a dar haciendo y nosotros llevamos el 40% y donde ustedes podrán llegar al 60%”. Y nadie sabe de esos 60% que significa. Esas cuestiones, están ocurriendo con todo este punto del tema económico que está sonando dentro de las grandes como la cumbre de biodiversidad y la cumbre climática.

CABD: En Ecuador ¿ya están llegando en el territorio amazónico ecuatoriano este tipo de actores?

PG: sí, y han llegado a algunas nacionalidades. Tenemos una preocupación real, que esto puede hacer un boom y que no llegue nada a los pueblos indígenas. Me preocupa que los que han cuidado los bosques queden siempre al margen y tampoco tengan una retribución como debería ser.

CABD: ¿El pueblo Sarayaku está dando apoyo a otras nacionalidades para que puedan desarrollar un proyecto similar al que ustedes ya han hecho de autogobierno para este tipo de discusiones en el mercado de carbono?

PG: Recién Sarayaku está tratando de sobrellevar lo suyo. Hemos dicho que podríamos tener la capacidad, por ejemplo, de apoyar a otros pueblos Kichwas para que en todo el territorio Kichwa pueda haber estrategias claras, procedimientos claros. Esperamos que con el tiempo también otras comunidades puedan estar vinculadas. Todavía ni siquiera terminamos lo nuestro. Estamos ya casi al final de empezar. Pero sí, estaría en condiciones de apoyar también a otros pueblos a pesar de que somos un pueblo pequeño.

CABD: ¿Cuál es el rol que han jugado las mujeres del pueblo Sarayaku pero en general el rol que están jugando las mujeres amazónicas en este nuevo momento de la lucha por la defensa de los territorios indígenas en la Amazonía?

PG: Las mujeres siempre han tenido un rol preponderante de defensa del territorio. Pero también nos enfrentamos a una serie de cosas internas que debemos solucionar y en las cuales estamos trabajando para que las mujeres y las organizaciones tengan mayor fortaleza, como son temas de salud, sin descuidar el tema territorial. Estamos tratando de que nuevas líderes vayan posicionándose puedan alzar la vocería o formen parte de las organizaciones. Cada mujer que es parte de nuestro colectivo viene de una estructura organizativa de base, que no solo es de mujeres, sino que es de todo un pueblo.

CABD: Tú has estado trabajando con actores globales como la Iglesia Católica y el sínodo del Papa Francisco en la Amazonía. Además de contarnos un poco lo que estás haciendo ahí, ¿qué otras alianzas o redes ves que pueden ser útiles para la defensa de los territorios indígenas de la Amazonía?

PG: Para mí es interesante ver el esfuerzo que está haciendo la Iglesia Católica a través de la de la red eclesial panamazónica y la recientemente creada conferencia eclesial panamazónica de entender a los pueblos indígenas, escucharlos y apoyarlos en algunos puntos muy claves. En el sínodo amazónico que fue el 2019 en Roma puso la protección de la Amazonía dentro del documento final. La Iglesia no está vinculados a al tema del mercado, que lo denominan al tema del de los bosques, sino más bien a la protección en territorio, el enfoque de derechos hacia los pueblos indígenas y el respeto a todo el tema de la consulta previa libre e informada. El tema del agua, el tema de educación, salud se empiezan a vislumbrar como áreas de trabajo, y están dentro del documento del sínodo.

Yo estoy ahí en la conferencia eclesial para dar un punto de vista indígena y aclarar algunos aspectos que puedan tener que ver con la cosmovisión de los pueblos indígenas. Yo pienso que es un aliado muy importante porque el Papa Francisco es un vocero global y el solo hecho que él menciona por ejemplo el tema del ecocidio, la destrucción de la Amazonía, el cuidado de nuestro hogar que es el Amazonas o de los otros ecosistemas vitales e impulse para que sus bases, la estructura de la Iglesia, se mueve en ese aspecto, es fundamental. Debería haber otros espacios en el mismo nivel. He visto con mucha alegría la gente joven que está moviéndose en este nivel.

Yo creo que debemos aprender de las experiencias que también están teniendo en otras partes del mundo, tanto si son positivas o negativas. Hay experiencias muy negativas en el África con el tema de carbono y negocio de bosques. Tendríamos que ver por qué ha fracasado para que no vuelva a ocurrir estas cosas en la Amazonía. Pero tendríamos que también asumir las cosas buenas que puede haber en otros lados.

Esperemos que no nos defrauden los presidentes como el nuevo presidente Lula en Brasil o Petro en Colombia en la ocupación del Amazonas. Ojalá no sea solamente discursos.

CABD: ¿Como ustedes han visto esta transformación hacia la izquierda más, ojalá, comprometida con los pueblos indígenas? Por ejemplo, con el nuevo nombramiento en Brasil de la ministra Sônia Guajajara y el regreso de Marina Silva al Ministerio Ambiente y cambio climático. ¿Como ves esos cambios regionales y sobre todo cómo es que pueden ser traducidos para la protección de los derechos de los pueblos indígenas y sus territorios, pero también en el escenario político ecuatoriano?

PG: Yo espero que la experiencia negativa que tuvo el socialismo del siglo XXI en Ecuador no se puede repetir. Nosotros apoyamos con todas nuestras fuerzas el cambio. Y ese cambio venia del mano del presidente Rafael Correa, o así lo esperábamos. Como pueblo Sarayaku, como pueblos indígenas, sufrimos una gran decepción. Porque el socialismo del siglo XXI vino de mano también con fuerza con el extractivismo —minería a gran escala al sur en el territorio de los pueblos Indígenas hermanos Shuars, apertura de nuevas rondas petroleras acá al centro donde estamos nosotros —. Y las organizaciones indígenas enfrentamos deslegitimización por el hecho de que nosotros dijimos que eso no está bien. Sentimos que era un gobierno totalitario que nos persiguió, nos criminalizó, nos enjuicio, nos demandó. Y no vimos ningún cambio dentro de lo que nosotros habíamos propuesto como pueblos indígenas. Entonces tuvimos una experiencia muy negativa.

En base a esa experiencia, ante el regreso del presidente Lula, esperamos que realmente se hagan cosas buenas. Sônia Guajajara está en el ministerio de pueblos indígenas y Marina Silva está en el Ministerio del Ambiente. Son dos mujeres que siempre han estado visiblemente fuerte. Con Sônia, nuestra compañera dentro del activismo, nos hemos encontrado muchas veces y esperemos que impulse todo aquello que nosotros estuvimos exigiendo y que reciba el apoyo total al respecto. Brasil tiene el 60% de la Amazonía. Es vital esa conservación de la Amazonía de Brasil.

Tenemos esperanza ilusión, pero también tenemos nuestros temores porque hemos tenido tantas decepciones a través de la historia. En Colombia, la vicepresidente Francia Márquez viene de los derechos humanos. Es perseguida igual que hemos sido nosotras. Esperemos que Petro y Francia den un vuelco positivo. Yo sé que las redes tejidas para que no funcionen esos cambios deben estar ahí. Porque las petroleras, las mineras se mueven mucho más ágiles. Inclusive el actual presidente de la COP en Dubai es un jefe petrolero, imagínate. Esperemos que esas redes no les envuelvan y no les no les amarren las manos. Esperemos que realmente puedan beneficiar no solo a los pueblos indígenas sino a la humanidad.

Y nosotros, bueno, como siempre en el activismo luchando y proponiendo. En el Ecuador, a pesar de ser un presidente que viene de otra línea política que no es la izquierda, aquí los gobiernos no tienen que ser por izquierdo por derecho, sino que tiene que haber justicia social, cuidado ambiental y bienestar para todos con una proyección que realmente aporte al bienestar de la humanidad. Y esperemos que eso se vislumbre en los gobiernos tanto de los que están dicen ser de izquierda como los que dice ser de derecha y no solo piensen en recursos económicos y en dinero que hemos visto que genera gran corrupción. Sino que piensen en un bienestar y en justicia social y hacia ello se empuje fuertemente. Ojalá se pueda lograr.

CABD: Gracias Paty. ¿Algo más que quisieras agregar?

PG: Hay que entender que nosotros no vamos a estar ausentes. Nosotros vamos a estar presentes independientemente de lo que pase. Nosotros somos los que estamos al frente en primera línea defendiendo aquellos territorios y aquellos bosques. Sin el esfuerzo de nosotros, sin nuestra lucha, sin que haya sangre derramadas en estos procesos, no hubiera bosques de qué hablar. No hubiera ya ni siquiera un mínimo de equilibrio en este planeta. Vamos a seguir en primera línea hasta que hasta que el mundo entienda y hasta que los gobiernos entiendan que hay que generar transformaciones profundas, pero en un sentido de que esa transformación beneficie a los pueblos y a toda la humanidad.


Carlos Andrés Baquero Díaz is a JSD student at New York University. His research interests include environmental law, human rights, multiculturalism, and governance.

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