Desde Bolivia, una visión para una constitución feminista de base

Para la feminista anarquista María Galindo, el Estado plurinacional siempre estuvo condenado a reproducir la opresión. Una alternativa radical y anticapitalista exige repensar las relaciones coloniales y patriarcales. 

September 10, 2024

La feminista anarquista boliviana María Galindo. (Mujeres Creando)


Este artículo fue publicado en inglés en la edición de otoño de 2024 de nuestra revista trimestral NACLA Report.


Cuando soldados y tanques descendieron sobre la emblemática Plaza Murillo de La Paz en una especie de recreación surrealista de los golpes de Estado latinoamericanos de décadas pasadas, la activista feminista anarquista boliviana María Galindo se encontraba en Austria, presentando su última película. Galindo no tardó en calificar los inquietantes acontecimientos por lo que eran: “Bolivia no ha sufrido un golpe del Estado, sino un golpe a la sociedad”, escribió al día siguiente para el periódico español El Salto. “ Bolivia no es un régimen democrático, sino machocrático donde los machitos de turno juegan con nuestras vidas mientras disputan unos a otros el largo de su pene.”

Tan rápido como había empezado, la incursión militar del 26 de junio se deshizo en marcha atrás: los soldados se retiraron de la plaza bajo las órdenes de un nuevo comandante, los tanques se enroscaron de vuelta a sus cuarteles por las calles serpentinas de La Paz, y un general caído en desgracia traicionó a su comandante en jefe mientras era detenido a unas pocas horas después de que se iniciara el incidente.

En medio de una marejada de especulaciones, Galindo advirtió de que el golpe “seguía activo”, afirmando que aún no habíamos visto el desenlace de esta farsa. Bolivia, sostiene en su provocador libro Feminismo Bastardo, de 2021, está formada por “una escenografía social colorida, teatral y creativa”, pero “también muy destructiva y tiránica”. Mientras los usuarios de las redes sociales y los expertos políticos urdían todo tipo de teorías conspirativas para explicar el insólito intento de golpe de Estado, Galindo, como siempre, fue al grano: “Lo de ayer ha sido un ejercicio peligroso, fascista, violento y autoritario que lo que quiere de nosotros es un entrenamiento para aceptar vivir así”.

En sus propias palabras, Galindo es “cocinera, agitadora callejera, grafitera, locutora de radio, escritora y lesbiana pública”. También es “cineasta, chismosa, bocona, malcriada, [y] una cabrona” que presenta un popular programa de radio diario, “El Deseo”, cuyo objetivo es “celebrar la presencia y el calor del fuego utópico en la sociedad”. En 1992, cofundó Mujeres Creando, un colectivo feminista anarquista radical y espacio cooperativo en La Paz que se ha hecho sinónimo de los hilos más irreverentes, innovadores, disruptivos y creativos del despertar feminista de América Latina.

En la actualidad, Galindo se ha convertido en una figura pública ampliamente conocida cuyo alcance incendiario se extiende mucho más allá de las fronteras geográficas imaginarias del Estado plurinacional. Durante la última temporada de Carnavales, comparsas enteras — desde niñas hasta mujeres de mediana edad — se vistieron con su icónico atuendo rojinegro en homenaje a la actitud irreverente de Galindo. En el prólogo a su libro Feminismo bastardo, el escritor y filósofo Paul B. Preciado afirma que Galindo y Mujeres Creando “han elaborado una práctica política, artística y literaria singular” que “pasa por la oposición a la institucionalización y normalización del feminismo y del indigenismo como políticas de Estado”.

Feminismo Bastardo (Mujeres Creando, 2021)

Siempre crítica de la política y el elitismo de la academia, la plataforma de Galindo es la calle, la plaza, el mercado popular, el burdel, el autobús público y otros espacios que, aunque a menudo se consideran marginales o incluso menospreciados, son de hecho lugares donde la gente vive y trabaja y pone en práctica formas cotidianas de resistencia. “El conocimiento”, escriben las Mujeres Creando en su emblemático grafiti en cursiva que adorna las paredes de las calles de todo el país y más allá, “es de los que luchan, para los que luchan”. Estas citas ejemplifican la teoría feminista del movimiento, accesible y en tamaño de un bocado, destinada a inflamar la imaginación popular.

En esta entrevista, María repasa la Constitución Política Feminista redactada por Mujeres Creando junto a la Asamblea Constituyente de Bolivia que condujo a la refundación de la república como Estado plurinacional en 2009. Aunque la nueva carta de Bolivia fue ampliamente celebrada como una de las más progresistas del mundo, la Constitución Feminista llamó la atención sobre las voces que habían quedado fuera del proceso. El documento invitaba a los ciudadanos a pensar fuera de la lógica colonial del Estado-nación y sus estructuras de vigilancia, censura y subordinación. “No es precisamente un modelo de Estado lo que está en discusión”, escribe Galindo en su último libro en una sección sobre interculturalidad, diversidad y plurinacionalidad, “sino las relaciones sociales vistas más allá de las categorías de clase, raza y género” que marcan a amplios sectores de la población como “otros”. “La plurinacionalidad”, continúa, “no deja de ser también un proyecto patriarcal porque sucumbe a una comprensión masculinista de la ‘cuestión de los pueblos indígenas’”.

La Constitución Feminista “fue redactada en una gran cocina mientras pelábamos las papas y las niñas y niños ayudaban con las arvejas”, comienza el documento escrito colectivamente. “La forma de aprobación fue por consenso y el uso rotativo de la palabra. No se permitió que nadie hablara a nombre de ninguna otra”. El texto declara a Bolivia “país libre, independiente, soberano y pluricultural en todos los sentidos y direcciones posibles” y disuelve sumariamente el ejército, la policía y los partidos políticos. Prioriza la salud y la educación para todos, protege los derechos de los animales, promulga la educación sexual obligatoria y “el derecho a conocer su cuerpo sin tabúes ni humillaciones de por medio”, y suprime el matrimonio como institución de opresión de la mujer, entre otras propuestas innovadoras. Como ejercicio crítico, lúdico y utópico, la Constitución Feminista centró las voces de mujeres y disidentes sexuales e iluminó el potencial transformador de un proceso constituyente “mutilado por el cálculo y la ambición” de “un pacto entre hombres”.

Hoy, mientras el gobierno del Movimiento al Socialismo implosiona a manos de esos mismos hombres, la visión utópica encarnada por la Constitución Feminista es más relevante que nunca. Tenemos la responsabilidad, como escribe Galindo en su libro, de “delinear formas no violentas de lucha... con nuevas poéticas donde nuestra vulnerabilidad sea nuestra mayor fortaleza”.

Esta entrevista se realizó en mayo de 2024. Nuestra conversación ha sido editada para mayor extensión y claridad.

Grafiti en las calles de La Paz del colectivo feminista Mujeres Creando: "El conocimiento es de quienes luchan, para quienes luchan". (Imagen cortesía de Mujeres Creando)


Julianne Chandler: ¿Qué significa para ti el plurinacionalismo? ¿Que implica pensarlo desde una perspectiva feminista?

María Galindo: Yo prefiero hablar de la crisis o fin de ciclo del Estado/nación a escala mundial, prefiero hablar de estructuras supraestatales como el colonialismo y el propio capitalismo que han convertido a los estados nacionales en meros administradores secundarios de un modelo en el que sus márgenes de decisión son inexistentes. Ese es el caso especialmente de los Estados del sur. Es decir que los problemas principales alrededor del Estado/nación no se resuelven con la plurinacionalidad.

Igual y todo si recuperaríamos el concepto del estado plurinacional yo plantearía estos ejes: Estado plurinacional significa pluralismo jurídico, pluralismo educativo y pluralismo en el sistema de salud como requisitos básicos para empezar a hablar de plurinacionalidad. Si no hay concretamente estas tres formas de pluralismo el Estado plurinacional no tiene contenido.

JC: ¿Como se ha tergiversado este planteamiento por parte del estado?

MG: Yo no creo que se haya tergiversado, sino que al menos en el caso boliviano ha sido un uso perverso del término para camuflarlo dentro la misma estructura del Estado nación. Ojo que el Estado nación tiene como eje principal el discurso nacionalista, chauvinista, patriarcal.

Muchos dirán que el problema es que, en realidad, la plurinacionalidad boliviana es mera retórica porque no se ha concretado realmente en la gestión del poder estatal (y tienen la razón). De todas maneras,  las heridas de las que hablo, que están instaladas en la subjetividad y la afectividad misma, no se resuelven con el cambio de nombre del Estado.

JC: Durante el proceso constituyente en Bolivia de 2006 a 2009 Mujeres Creando formuló una Constitución Política feminista del Estado bajo la lema “El país imposible que miles de mujeres construimos todos los días” que fue distribuído ampliamente. ¿Como surgió la idea de la constitución feminista? ¿En qué consistía? ¿Qué voces claves incluía? ¿Como dialogaba con y/o criticaba al proceso constituyente oficial?

MG: Fue una respuesta a la gran frustración que vivimos porque las voces disidentes, la masa crítica de la sociedad, no tuvo ninguna oportunidad de participar en el proceso constituyente reconocido. Habíamos sido impulsoras del proceso constituyente y cuando se logró la convocatoria, el Movimiento al Socialismo, por mantener la hegemonía, entregó todo a los partidos políticos porque le resultaba fácil polarizar con la derecha y obligar a los movimientos a partidizarse dentro de sus filas para tener derecho de participar. Fue muy decepcionante porque los grandes ejes como mujeres, pueblos indígenas, población GLBTQ+, animalismo, etc. quedo en manos de ONGs con enfoque neoliberal que introdujeron de manera periférica artículos y punto.

Nosotras hicimos el esfuerzo de redactar una constitución con las voces que quedaron fuera, que son esas voces de las personas que no estaban disciplinadas por el partido. Fue casi un bordado a mano porque no teníamos dinero para movilizarnos, ni para realizar grandes convocatorias, fuimos armándola a retazos. Las voces imprescindibles fueron las de mujeres indígenas desobedientes del mandato patriarcal indígena, mujeres lesbianas y la población GLBT que no estaba dentro de las ONGS, la gran masa de trabajadoras del sector llamado “informal” que no cuenta para el estado y subsiste día a día y que es el 70 por ciento de la economía boliviana, que esta además en las ciudades. También el sector migrante que en Bolivia es un sector muy importante y que envía remesas con las que sostiene en gran medida al país. Las voces de jóvenes sub 20 [años] tampoco fueron tomadas en cuenta.

La activista de Mujeres Creando, Emiliana Quispe, afirma que las cholas, mujeres indígenas de los Andes, son "universales", escrito en una pancarta con papas. (Imagen cortesía de Mujeres Creando)

JC: ¿Como las voces de las mujeres fueron mediadas, intermediadas y censuradas por los partidos políticos y representantes indígenas durante el proceso constituyente? ¿Qué consecuencias conlleva esta intervención en la vida diaria y en la implementación del supuesto “Estado Plurinacional”?

MG: Las voces de las mujeres fueron intermediadas por la ONGS que además gozaron de grandes financiamientos a nombre del proceso constituyente y que no llevaron adelante un proceso de discusión democrática. Uno de los conceptos fundamentales del proceso constituyente fue el concepto de soberanía; hubiera sido muy fácil en aquel momento establecer un paralelo entre soberanía “nacional” y soberanía en mi cuerpo. Al contrario no se aprobó el aborto y apenas casi ponen como derecho la defensa desde la concepción sin tomar en cuenta que somos el país con la tasa más alta de embarazo adolescente fruto de violación de la región.

Mediaron también las iglesias cristianas fundamentalistas, al punto que la presidenta de la Asamblea Silvia Lazarte era una miembro publica de una secta cristiana. La población marica, como la llamo yo, que es la que convencionalmente se llama GLBTQ+, recibió al interior de la asamblea un discurso de odio permanente aunque no estuvimos representadas con voz. Y es importante recordar que años mas tarde, en 2019, el gobierno de Evo Morales sufrió una suerte de golpe de Estado orquestado por estas sectas fundamentalistas cristianas a quienes él mismo les dio amplio espacio en la asamblea constituyente.  

JC: El texto de la Constitución Feminista reconoce por lenguajes universales ”la palabra oral y/o escrita, la música, la pintura, la escultura, el baile y la risa”. Declara disueltas las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y los partidos políticos, y elimina la territorialización y las fronteras internas, entre otros puntos. ¿Cuál es el sentido de plantear la constitución feminista cómo una trama que combina lo cotidiano, lo histrórico y lo utópico y no simplemente cómo un conjunto de derechos? ¿Por qué es importante esta diferencia en acercar a la noción de plurinacionalidad?

MG: El proyecto de derechos es hijo de un paradigma liberal occidental de convivencia que en una sociedad colonial como la boliviana no tiene ningún sentido. Además, el paradigma de convivencia en base a cartas de derechos está en crisis — es absurdo que desde el sur lo repitamos como una biblia inamovible.

El sentido de mezclar lo cotidiano con lo utópico es porque no estamos disputando derechos, estamos disputando cosmovisiones. A mí me gusta muchísimo decir lo siguiente: les devuelvo el derecho al voto y se los cambio por el derecho a no ser asesinada. Es una manera de ironizar la inutilidad de los derechos escritos en un papel.

Me atrevería también a decir que somos una sociedad altamente festiva y artística. El sujeto social productor de arte en todas sus formas es un sujeto que queríamos visibilizar por lo que logra mover en la sociedad. Estamos hablando de artesan@s y cultura popular, no la cultura y arte de museos ni de los elites.

Grafiti callejera de Mujeres Creando: "Ante el poder no te empoderas, te rebelas". (Imagen cortesía de Mujeres Creando)

JC: Cada concepto en la Constitución feminista está acompañado de una consigna, como “ni Dios, ni amo, ni marido, ni partido”; “Ave María llena eres de rebeldía”; y “no soy originaria, soy original “. Que rol tienen las consignas en el texto, y en movimientos populares y feministas en general?

MG: Nosotras [Mujeres Creando] hemos escrito teoría feminista en las paredes de forma simple, gratuita y constante. No son meras consignas; son frases que han ido instalándose en el imaginario social y que juegan un papel muy importante en lo que estamos construyendo. Estamos hartas del proyecto feminista académico elitario y complicado que no lo puede entender una vendedora de fruta y que mira a esa vendedora con arrogancia. Estas frases recogen además el imaginario social emancipatorio.

Te pongo un ejemplo: “Un pene, cualquier pene, es siempre una miniatura.” No hay mucho mas que decir. Es la frase de una trabajadoras sexual y es un hit hace 20 años. La frase “la calle es mi casa sin marido y mi trabajo sin patrones” es la frase de una vendedora ambulante. Yo hablo de un feminismo intuitivo y popular que es el motor principal de lo que hacemos. Hemos logrado colocar las violencias machista como un problema social gracias a que cientos de miles de mujeres han decidido decir “basta” y denunciar las violencias en todas y cada una de las comisarias del país. Estamos colapsando el sistema de justicia. La emancipación sale de abajo y no de arriba, en términos de ideas también.

JC: ¿Como problematizaba la Constitución Feminista algunos de los problemas conceptuales de fondo del proceso constituyente, por ejemplo con respecto a las identidades indígenas y los usos y costumbres?

MG: Los usos y costumbres y muy concretamente el llamado chacha warmi, que es la obligatoria complementariedad entre hombre y mujer [en comunidades andinas tradicionales], es un mandato recogido por la reivindicación étnica cultural aymara como propio aunque es un mandato cristiano católico de heterosexualidad obligatoria y de matrimonio obligatorio impuesto por el colonialismo temprano.

Hay una migración gigante de mujeres jóvenes que huyen de ese mandato de las áreas rurales a las ciudades, donde encuentran formas de explotación y racismo crueles. Muchas de estas mujeres, desde ya la mayoría, prefiere enfrentar esa explotación y racismo urbano que someterse al mandato patriarcal de la comunidad.

Los dirigentes y portavoces de lo indígena han sido hombres o mujeres funcionales al proyecto patriarcal, como Silvia lazarte, y era urgente y riesgoso poner en cuestión su narrativa. Al mismo tiempo, señalar los conceptos de autenticidad, orginariedad, e identidad étnica como conceptos patriarcales y peligrosos fue y es muy importante en una sociedad donde el fundamentalismo ético puede hallar un asidero social como respuesta al racismo colonial.

Por ponerte un ejemplo ¿Qué es lo aymara? ¿Quién posee los límites y ángulos de su definición o de su territorio?

Grafiti de Mujeres Creando en las calles de La Paz: "Suma qamaña (vivir bien) es vivir sin tu machista patraña". (Bret Gustafson)

JC: También hablas del Estado plurinacional vs. pluralismo sexo genérico. Puedes comentar sobre este concepto de pluralismo sexo-genérico en los pueblos Indígenas y como se contrasta al concepto de la plurinacionalidad?

MG: El año 2013 desarrolle una larga investigación en la asamblea legislativa plurinacional que esta plasmada en un libro que se llama No hay libertad política si no hay libertad sexual. En esa investigación entreviste al 59 por ciento del parlamento boliviano de esa época sobre sus conceptos de hombre y mujer y al mismo tiempo contraste esos conceptos con algunas fuentes. La idea era preguntarnos si una representación indígena implica necesariamente un discurso anticolonial o su reverso.

Para resumir una de mis fuentes principales fue el primer diccionario de la lengua aymara escrito a las orillas del lago Titicaca en 1612 por Ludovico Bertonio. En ese diccionario se recogen siete términos vinculados a la voz mujer y 8 términos a la voz del hombre con una serie de variantes relacionadas con la vestimenta, el trabajo, el erotismo y la maternidad. Estamos hablando de 15 posibilidades entre hombre y mujer que tenían una voz lingüística para ser nombradas y que reflejan un pluralismo sexo/genérico hoy borrado y sustituido por los mandatos judeocristianos coloniales que implican un binarismo sexo/genérico secante.

Este pluralismo sexo/genérico que está presente de otras formas en otros pueblos indígenas del país y también en pueblos amazónicos hoy es negado por los portavoces oficiales de los pueblos indígenas.

JC: ¿Qué podemos decir sobre las voces de la mujeres y disidencias en la Bolivia de hoy, 15 años después de la fundación del Estado Plurinacional?  ¿Qué podemos rescatar y/o reivindicar del concepto de plurinacionalidad desde abajo?

MG: Creo que Bolivia no ha cerrado su proceso constituyente. Creo que los desafíos frente a un modelo productivo ecocida y extractivista solo pueden ser enfrentados desde la plurinacionalidad y los pueblos indígenas.

Creo que montar un sistema de justicia plural sería una utopía urgente utilizando el pluralismo jurídico que la actual constitución reconoce. Creo que la población GLBTQ+ tiene pendiente la creación de nuevos horizontes de lucha y de autonombrarse no bajo la influencia de las ONGs. Los feminismos tienen también ese desafío de pasar de la discusión de derechos, que es una discusión repetitiva, retórica y reaccionaria, a la discusión de cosmovisiones, mundo y felicidad.

Está claro que no tenemos nada que perder, porque nada hemos ganado.


Julianne Chandler es escritora, editora y periodista feminista. Es editora en NACLA.

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