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Entre aplausos, Ninotchka Matute Rodríguez subió al escenario de un teatro repleto en el reciente debate para la alcaldía, en el centro político y cultural de la Ciudad de Guatemala. El 25 de mayo, exactamente un mes antes de las elecciones generales de Guatemala, la presencia de Matute en el debate denominado "Jóvenes Deciden" solidificó la posibilidad de su elección como la próxima y primera alcaldesa de la Ciudad de Guatemala. Sus jeans acampanados y su blazer negro transmitían un comportamiento relajado pero profesional.
Junto a los miembros de su partido, Matute caminó siete cuadras sobre la Sexta Avenida, la principal calle peatonal que conecta a las y los locales al transporte público, la plaza nacional, los parques públicos y centros culturales en el centro histórico de la capital. Organizaciones estudiantiles y juveniles, trabajadores en huelga y coaliciones indígenas y campesinas estratégicamente han ocupado la avenida para la protesta pública y política. La propia presencia de Matute en la avenida no es diferente.
Una arquitecta y planificadora urbana, Matute surgió en la carrera por la alcaldía poco después de la criminalización que descalificó al abogado y candidato a la alcaldía municipal Juan Francisco Solórzano Foppa. Foppa y Matute están asociados con Movimiento Semilla, un partido social-demócrata, cuya base electoral es principalmente ladina y urbana, y que destaca la igualdad, una “economía humana” y la promoción de la participación cívica como sus preocupaciones principales. Foppa brevemente defendió a José Rubén Zamora Marroquín, quien fuera presidente del recientemente clausurado diario elPeriódico. Zamora fue detenido en julio de 2022 por cargos de lavado de dinero, una acusación que, según él, fue manipulada para silenciar las investigaciones sobre corrupción gubernamental. En los últimos meses ha aumentado la violencia contra las y los periodistas que documentan crímenes cometidos por el estado. Los cargos contra Zamora—que llevaron al cierre del periódico—representan el poder creciente de una red autoritaria de la élite política conocida coloquialmente como “el pacto de corruptos".
En marzo de 2023, Foppa renunció como abogado de Zamora debido a las preocupaciones sobre su propia criminalización como resultado de su defensa por la liberación de Zamora. Sin embargo, Foppa fue arrestado en abril por cargos de obstrucción de la justica, poco después de anunciar su campaña para la alcaldía de la Ciudad de Guatemala. Por esa razón Matute se convirtió en la substituta elegida por el partido, en una plataforma que se centra en la equidad y la infraestructura del agua. Ahora su candidatura y el movimiento que representa podrían romper los poderes dormidos de la política municipal y el statu quo urbano en la Ciudad de Guatemala.
Una nueva coalición de izquierda
La candidatura de Matute cuenta con el respaldo de FoppaXLaCiudad, una coalición de izquierda que reúne a los partidos políticos Movimiento Semilla, Winaq y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG-MAIZ). La unión de estos tres partidos señala una alineación histórica entre la izquierda divida de Guatemala. Movimiento Semilla representa un enfoque institucionalizado de la social democracia y la justicia, mientras que Winaq y URNG-MAIZ están enraizados en la historia revolucionaria de Guatemala con una mayoría de seguidores indígenas y campesinos, organizándose principalmente en torno a campañas por la soberanía territorial y la autodeterminación política. Winaq fue fundado por la activista Maya K’iche de derechos humanos y ganadora del Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, y URNG-MAIZ es una unión política de varios movimientos guerrilleros clandestinos de la década de 1980 que se convirtió en un partido político legal al regreso de la democracia al estado en 1996.
La popularidad creciente de FoppaXLaCiudad proviene de su enfoque centrado en la democracia plural formada en torno al bien común. Esto contrasta marcadamente con el reinado impopular de Álvaro Arzú, cuyos cinco mandatos como alcalde de la Ciudad de Guatemala—primero en 1986 y luego por cuatro periodos consecutivos de 2004 hasta su fallecimiento en 2018—contribuyeron a la desgracia y segregación urbana, el aumento de la riqueza de su familia a partir de ajudicarse contratos oscuros y la privatización forzada de recursos esenciales, incluida la empresa municipal de agua EMPAGUA. Arzú firmó los Acuerdos de Paz de Guatemala como presidente en 1996 y su familia mantiene una influencia multilateral y multigeneracional sobre la toma de decisiones dentro del estado.
En el debate del 25 de mayo, los aplausos por las respuestas de Matute acallaron las respuestas de sus oponentes. La vivienda, la seguridad pública, la participación ciudadana y la infraestructura hídrica son cuatro de los 10 puntos focales de la propuesta de FoppaXLaCiudad, una de las únicas plataformas que aborda explícitamente la desigualdad estructural y los paradigmas neoliberales, como la privatización de los bienes y servicios públicos, como impulsores del colapso de la infraestructura social de la ciudad capital. La experiencia de Matute con la arquitectura, la planificación pública y la conservación fue crucial para dar respuestas informadas a los tres temas del debate de la noche: agua, transporte y espacio público.
Matute también habló de sus experiencias personales como mujer que vive en la ciudad. “Tenemos la posibilidad cierta de trabajar una ciudad que ha sido históricamente diseñada por y para los hombres, y diseñarla desde la perspectiva de las mujeres que somos las usuarias que más nos movemos en la ciudad” dijo. “No perdamos la oportunidad, es el momento de perder el medio al cambio y de retar al sistema”.
Notoriamente ausente del debate estuvo el actual alcalde Ricardo Quiñónez Lemus, quien asumió el cargo tras el fallecimiento de Arzú y fue reelecto en 2019. Otros candidatos—como Carlos Sandoval del partido Todos, y un representante de Podemos quien asistió en representación de Sebastián Arzú, el nieto de Álvaro Arzú—se apoyaron en las estadísticas y sus experiencias previas trabajando para la municipalidad.
El colega de Matute, Álvaro Véliz, un establecido arquitecto guatemalteco quien ayudó en el diseño de la Sexta Avenida y fue exiliado durante el conflicto armado interno, también participó en el debate. En 2019, Véliz se postuló para la alcaldía con Movimiento Semilla y en este año optó por postularse por la posición de síndico titular primero dentro del consejo municipal con el partido Creo. La participación de Matute y Véliz en las elecciones municipales confirma una conversación floreciente que vincula algunos de los mayores desafíos de Centroamérica, como la seguridad pública y el colapso de la infraestructura, en debates sobre la práctica democrática en el diseño urbano.
Al ser cuestionada acerca de la accesibilidad del agua en la Ciudad de Guatemala, Matute declaró: “Hay que atender, y esto es una prioridad, todo el esfuerzo de la empresa municipal y de la municipalidad a aquellas comunidades que han estado históricamente desabastecidas de este derecho vital”.
Hidrocracia urbana
El agua es un referente clave y común en las campañas políticas de Guatemala. A pesar de la abundancia de fuentes de agua en todo el país, conocido como la tierra de la “eterna primavera”, el acceso al agua, la calidad de esta y la infraestructura hídrica de Guatemala presentan amenazas diarias para la vida. La mayor parte del agua dulce del país está fuertemente contaminada por desechos y aguas residuales sin tratamiento, floraciones de algas y metales pesados como el arsénico. Los deslizamientos y las inundaciones debido a las fuertes lluvias o las fugas de las tuberías de drenaje se tragan las casas tanto en las regiones rurales como urbanas. Tan comunes son los derrumbes que se prevén una gran cantidad de víctimas cada año, como consecuencia de un estado fallido que no está dispuesto a ofrecer tierras estables a la mayoría de las poblaciones pobres y sin tierra en Guatemala.
Quizá más deliberadas son las muertes provocadas por contratos ilícitos entre el estado y las empresas transnacionales para la extracción de minerales y represas hidroeléctricas. A menudo sin consulta, estos megaproyectos invaden tierras indígenas y campesinas bajo el pretexto del desarrollo rural. Las vías fluviales se redirigen y se contaminan, y si las vías fluviales tóxicas no asfixian a las comunidades de sus tierras para dar paso a la acumulación industrial, las fuerzas armadas suelen desalojar agresivamente a las comunidades. Para las y los líderes indígenas, estudiantes, investigadores y activistas ambientales que se preocupan por la política nacional del agua, el encarcelamiento, la desaparición y la muerte son amenazas constantes. Esta criminalización violenta recuerda los horrores y las incertidumbres propiciadas por las tácticas militares de contrainsurgencia desplegadas en el apogeo genocida a principios de la década de 1980 durante la guerra civil (1960-1996).
La distribución de agua en Ciudad de Guatemala sigue siendo insuficiente y altamente injusta. Que la municipalidad carece de la capacidad institucional para documentar, administrar y dirigir adecuadamente los bienes y servicios públicos como agua potable, pluvial y aguas grises es uno de los pocos temas en los que los habitantes de Ciudad de Guatemala han llegado a un consenso.
Más de 90 pozos administrados por la empresa municipal de agua EMPAGUA respaldan alrededor del 70 por ciento del suministro de agua urbana, pero innumerables pozos privados y mecánicos están distribuidos en las 16 microcuencas que abarcan la Ciudad de Guatemala y su área metropolitana (CGMA). Actualmente, no existen restricciones para la extracción privada de agua a nivel municipal o nacional. Aun así, en 2010, el 11 por ciento de la población urbana de Guatemala vivía sin acceso a agua corriente y el 25 por ciento sin acceso a infraestructura de aguas residuales.
Si bien la falta de regulación de los pozos ha servido como una solución a corto plazo para la escasez de agua, a menudo ha agravado las tensiones en los vecindarios de clase trabajadora donde los residentes están sujetos a los precios del agua establecidos por las asociaciones de propietarios que han abierto pozos privados. En otras zonas empobrecidas, las y los residentes reciben agua solo dos o tres horas al día, a menudo en horarios impredecibles, o no reciben agua en absoluto. En otros casos, el agua se transfiere de pozos de propiedad municipal de las zonas más pobres a las zonas más ricas con la pretensión de que el pago está garantizado en los barrios más adinerados. En algunos casos, los residentes han recibido facturas de agua de decenas de miles de quetzales, un costo exorbitante que corresponde a cantidades de consumo de agua muy poco realistas para cualquier hogar. EMPAGUA, que insiste en el pago, ha cancelado los servicios a varias comunidades del área metropolitana. Los líderes comunitarios que denuncian abiertamente las deficiencias, fechorías o conspiraciones de EMPAGUA se enfrentan a amenazas y persecución.
En Colonia Nimajuyú—una de las zonas más reconocidas que vive sin agua potable y un sitio con potente organización comunitaria contra la escasez de la misma—la presidenta de la asociación de vecinos, Mónica Pereira, fue acusada en enero por EMPAGUA en siete denuncias penales relacionadas con una acción colectiva que ocurrió cuando Pereira ni siquiera estaba en la colonia. “Si me preguntas a mí, no es por casualidad”, dijo la periodista y antropóloga Pia Flores, agregando que Pereira fue atacada por EMPAGUA para silenciar la resistencia de la comunidad. “[EMPAGUA] necesita controlar y usar [a la Colonia Nimajuyú] como un caso emblemático para decir, ‘esto es lo que pasa si ustedes organizan’”.
No obstante, continúan las protestas en la Colonia Nimajuyú contra la frecuente escasez de agua y los cobros que mensualmente se les hace a los residentes por un servicio en el que rara vez pueden confiar. El 22 de mayo, miembros de la comunidad en la colonia protestaron por una visita de campaña del alcalde Quiñónez Lemus.
Flores es la escritora principal del proyecto Hidrocracia, un proyecto de periodismo participativo del medio guatemalteco independiente Quorum, que documenta la amplitud e intensidad de la crisis del agua en la Ciudad de Guatemala. Usando mapas de datos, encuestas residenciales, grupos focales y una “Guía para defender tu derecho al agua potable", Hidrocracia llega en un momento especialmente crítico para el futuro administrativo de la Ciudad de Guatemala, cuestionando quién tiene derecho al agua y presionando a los candidatos para que atiendan a este obvio incumplimiento de responsabilidad.
El colapso de la infraestructura
A medida que comienza la temporada de lluvias, aumentan las preocupaciones sobre inundaciones, colapso de infraestructura y contaminación. Una de las principales promesas de FoppaXLaCiudad es reestructurar EMPAGUA, nombrando algunas de las zonas más marginalizadas de la ciudad como prioridades para la redistribución del agua y pidiendo la renuncia del director de EMPAGUA. Sin embargo, en el panorama político punitivo de Guatemala, la lucha por la transparencia y la rendición de cuentas puede ser profundamente peligrosa.
En septiembre de 2022, dos socavones rompieron una carretera en Villa Nueva, un municipio densamente poblado de residentes urbanos de clase trabajadora que viajan diariamente y que bordea con la Ciudad de Guatemala. Los socavones fueron causados por fugas en las tuberías de aguas residuales que erosionaron su revestimiento y el sedimento circundante. Días después, periodistas filtraron videos tomados por empleados de EMPAGUA que documentaron varias cavernas y tuberías de aguas residuales agrietadas, de unos 10 metros de diámetro, que se habían formado debajo de las carreteras principales de la ciudad, como la Calzada Roosevelt. Sin embargo, los documentos revelaron más tarde que solo se había inspeccionado el 17 por ciento (aproximadamente 35 kilómetros) de todo el sistema de drenaje en la Ciudad de Guatemala. Dos trabajadores de EMPAGUA sin equipo de seguridad adecuado fallecieron durante las inspecciones. Poco después de que se diera a conocer esta información, el empleado que había filmado el video filtrado de los socavones emergentes fue encontrado asesinado en su carro. El caso está sin resolver.
El colapso infraestructural y ambiental característico de las desigualdades de la Ciudad de Guatemala ya no puede verse como algo separado de la criminalización y desaparición de activistas, periodistas y comunidades que luchan contra la injusticia perpetrada por la élite empresarial y terrateniente, y los actores estatales amordazados. Las necesidades compartidas en las regiones urbanas y rurales de Guatemala, como la infraestructura de agua y su accesibilidad, elevan las cuestiones de seguridad a algo más que delitos menores locales.
Una urbanista experimentada y dedicada, la candidatura de Matute, cada vez más popular, amenaza los círculos de impunidad que protegen los delitos y la corrupción de las autoridades estatales y municipales. Siendo una mujer ladina de clase media, Matute también podría llegar a un grupo demográfico de electores de centro izquierda que se han abstenido de votar, decepcionados por la corrupción y el nepotismo asociados con la familia Arzú, o que previamente se han desinteresado de las condiciones precarias de las y los residentes urbanos marginalizados. Su candidatura reaviva la memoria colectiva izquierdista de Manuel Colom Argueta, quien fue activista progresista, abogado, urbanista y alcalde de la Ciudad de Guatemala entre 1970 y 1974. Los logros de Colom Argueta, como el diseño del primer plan urbano integral de la región y la creación de EMPAGUA, inspiraron a una generación de profesionales de la arquitectura y la ingeniería con ideas afines que vincularon el desarrollo de la infraestructura y la planificación con el empoderamiento y la liberación de las personas. Fue asesinado a manos del estado militar en 1979.
“Existe en Guatemala, una comunidad increíble principalmente representada por jóvenes, o jóvenas, mujeres, que han liderado su derecho y han alzado la voz”, dijo Matute durante el debate del 25 de mayo sobre el plan de FoppaXLaCiudad para el manejo del agua. “Es hacía esas comunidades y hacia esas lideresas donde vamos a enfocar nuestro trabajo a partir de una administración colaborativa”.
Melanie Ford Lemus es candidata a doctorado en antropología en la Universidad de Rice. Su investigación se centra en la gobernanza urbana y la ecología pública en Guatemala.