Paro Internacional Feminista en Argentina

Una crónica del Día Internacional de la Mujer en Buenos Aires con enfoque en las demandas y reivindicaciones de las disidencias sexuales. 

March 14, 2023

Las huelguistas se reúnen fuera del Congreso en Buenos Aires como parte del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo (Virginia Tognola)

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En Buenos Aires nadie tiene dudas (ni pruebas) de que la 9 de Julio es la avenida más ancha del mundo. Después del mediodía del 8 de marzo ella se encuentra cerrada al tránsito pero llena de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries que llegan para encontrarse con sus demás compañeras. Si bien el horario de comienzo de la movilización es a las 16 horas, la gente empieza a llegar desde algunas horas antes para que la manifestación sea lo más ordenada posible.

El sol de la ola de calor pareciera rajar el cemento. Aprovechando la sombra de los árboles y de los techos de las paradas de colectivo, varias se sientan en el suelo a decorar carteles con consignas y armar toldos al costado de la calle con espacios de hidratación y de primeros auxilios. Lo más importante son las postas de “poderes”—le llaman así a los lugares en donde hay brillos, purpurina, pinturas y varios tipos de decoraciones para ponerse en el cuerpo—porque si algo trajo la cuarta ola feminista además de nuevas reivindicaciones es mucho glitter.

Una manifestante adorna el rostro de su amiga con brillo (Virginia Tognola)

En los últimos años se hizo una difusión de hormiga importante para que la historia detrás del Día de la Mujer se conozca universalmente. Todo se remonta a las revueltas de sufragistas estadounidenses a comienzos del siglo XIX y a las asambleas y huelgas de trabajadoras socialistas europeas con reclamos laborales, como reducción de la jornada a 10 horas, salario equiparado al que percibían los hombres, mejora de las condiciones, fin del trabajo infantil, derecho al voto y entrenamiento vocacional. Desde ambas puntas del mundo se empezaba a tensionar la necesidad de un día que aglutine las demandas del género.

En 1911, poco después de que la Conferencia Internacional de la Mujer Trabajadora en Copenhagen decretara su primer Día Internacional de la Mujer Trabajadora, sucedió el incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist en Nueva York en donde 146 trabajadores—en su gran mayoría mujeres—murieron encerrados en la fábrica por su propio patrón. Estos puntapiés históricos son el nacimiento de una fecha bisagra en el calendario feminista y que, luego de idas y vueltas, quedó cristalizado en 8 de marzo.

La venta callejera de gorras y playeras con importantes mensajes del Día de la Mujer (Virginia Tognola)

El siglo pasó y trajo consigo la conquista por parte de los movimientos feministas de derechos para la sociedad entera tales como el voto universal y el divorcio. En Argentina, la puja del movimiento fue tan fuerte que no solo se lograron conseguir legislaciones claves para garantizar libertades individuales—como el matrimonio igualitario en 2010 y la interrupción legal del embarazo en 2020—sino que también se organizaron espacios estratégicos pioneros en la región y en el mundo, como el Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries que se realiza todos los años en el mes de octubre.

Mientras, el Día de la Mujer se fue banalizando y convirtiendo en una excusa más para consumir y naturalizar frases ofensivas que aludían a la belleza, a la maternidad y a la obligación de encargarse de las tareas de cuidado no remuneradas como únicas características valorables.

Una huelguista agarra un cartel que dice "la historia tiene una deuda con las mujeres" (Virginia Tognola)

En América Latina, el sueño de las sufragistas estadounidenses y socialistas europeas llegó pero con la consciencia que la opresión no sólo es por parte de la patronal sino también por nuestras diferentes interseccionalidades de opresión como ser marronas, disidentes o pobres. El feminismo latino creció a la par de las luchas antiimperialistas del continente. En Argentina, la demanda por la legalización del aborto y el cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos logró unificar a todas las facciones con el nacimiento de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto en el año 2005.

Fuertes y organizadxs, en el año 2017 las trabajadoras lesbianas, travestis, trans, no binaries y mujeres impulsaron un paro general contra el gobierno neoliberal liderado por Mauricio Macri, que había tenido una política de ajuste y represión desde que puso un pie en el recinto presidencial. Hasta entonces ni las principales centrales gremiales habían logrado concretar medidas importantes para ponerle un freno al frente político de la coalición derechista Cambiemos. A esa iniciativa se sumaron crecientes movimientos feministas de la región y de todo el mundo. Desde entonces, cada año se sostiene el paro con adhesión internacional y su principal objetivo es hacer sentir la ausencia en el sistema de quienes lo sostienen de manera invisibilizada.

Las manifestantes recitan consignas durante la marcha (Virginia Tognola)

“Nos pasamos décadas, muchos años remando fuerte para que se nos incluya en las agendas y que se entienda que el 8 de marzo no había nada que festejar, que era un día de lucha porque el género femenino, en todas sus ramas y expresiones, ha sido un sector históricamente vulnerado, pisoteado por el patriarcado” comenta Daniela Emma Castro, dirigente del Movimiento Popular Nuestramérica y directora provincial de Políticas de Diversidad Sexual. Con el cargo, Castro se convirtió en la primera funcionaria trans en la provincia de Buenos Aires para formar parte del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades, creado sólo unos meses antes de su asunción. Castro siguió acompañando en su despacho—y en las calles—las exigencias de su sector, como la sanción del decreto 721/2020 que establece un Cupo Laboral Travesti Trans en el sector público para garantizar un mínimo del 1 por ciento de la totalidad de cargos y contratos para personas travestis, transexuales, y transgéneros.

Huelguistas llevando prendas del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad Sexual (Virginia Tognola)

“Nos unimos desde esa vulneración”, dice Castro. “A pesar del maravilloso cambio cultural que gestamos entre todas, costó bastante, entonces llegar a esas fechas donde nos vemos marchando juntas, hermanadas, defendiendo derechos y proyectando futuro, es realmente muy emotivo”.

Ya entrada la tarde, resulta difícil caminar por la gran avenida y sus demás paralelas del centro debido a la cantidad de asistentes. Esto se replica en cada rincón del país. Los horarios, el orden de la fila, la consignas principales y el documento de cierre se consensuaron entre referentes y portavoces principales del movimiento en asambleas realizadas semanas antes para diagramar en conjunto la jornada. Las columnas de gente separadas en partidos y organizaciones políticas avanzan irreversiblemente hacia el Congreso de la Nación encabezadas por una bandera de arrastre gigante que sentencia, “Con esta Justicia no hay derechos ni democracia. La deuda es con las y les trabajadores. Paro feminista 8M 2023”.

Una bandera gigante dice "Con esta justicia no hay derechos ni democracia. La deuda es con las y les trabajadores. Paro feminista 8M 2023” (Virginia Tognola)

Si bien la convocatoría es multitudinaria, la concurrencia es menor a la de años anteriores a la cuarentena y eso no sólo se debe a la pandemia. El movimiento viene en repliegue desde el ascenso al poder de la derecha y su consiguiente retroceso en términos de derechos para las clases más populares. Muchas tuvieron que dejar su frente de batalla en las calles para poder sostener a quienes—cada vez más—se fueron quedando sin trabajo, sin casa y sin comida. En su gran mayoría, son las feminidades quienes toman las tareas de cuidado familiares y comunitarias.

La división de trabajo sigue siendo profundamente desigual. Según informes publicados por la Dirección General de Estudios y Estadísticas Laborales del Ministerio de Trabajo las mujeres ganan 27.7 por ciento menos que los hombres en el sector formal y un 34.5 por ciento menos en el sector de la economía popular. La división de trabajo por roles de género es aún más injusta porque el 97.5 por ciento de las personas que se encargan de la limpieza y cocina en casas particulares son feminidades. También son ellas quienes realizan más del 75 por ciento de las tareas domésticas no remuneradas. Estos datos que ayudan a entender la realidad son insuficientes porque todavía no hay certezas ni muchos estudios de instituciones respecto a las labores que se realizan de manera informal, con sueldos por debajo del mínimo vital y móvil, sin garantías, aportes jubilatorios u obra social en sectores profundamente feminizados como el textil o el cuidado de personas. Estos labores incluyen la formación de comedores y asistencia en las vecindades para contener el hambre y a personas en situación de consumo de sustancias o en situación de calle, entre otras faltas. Son las feminidades quienes se siguen encargando del cuidado no solamente en casas propias y ajenas, sino también en sus barrios y comunidades.

“El impacto ha sido duro para todas por igual pero tambien creo que nosotras—las mujeres, las travestis, transexuales, transgénero y les no binaries—tenemos una capacidad de resiliencia que otros sectores no han tenido la posibilidad de desarrollar”, reflexiona Castro. “Eso nos colma de esperanza, también porque nosotras somos productoras, artesanas, artistas, sacamos permanentemente lo que tenemos adentro nuestro colmado de amor”.

Huelguistas de la Asociación del Personal de los Organismos de Previsión Social tocan música durante la marcha (Virginia Tognola)

Mientras la marcha va concluyendo su recorrido, las huelguistas encuentran música que invita a bailar desde un escenario donde sus oradoras leerán el documento de cierre. Como bien anticipaba la frase de la bandera de arrastre, el texto consensuado hace especial hincapié en la importancia de que la justicia tenga perspectiva de género y que la deuda externa no se pague a costo de seguir exprimiendo a quienes más opresiones sufren. Suele ser muy difícil aunar las reivindicaciones de todas las manifestaciones del colectivo, pero este último período estuvo fuertemente marcado, por un lado, por el ajuste económico impuesto por el Fondo Monetario Internacional que se refleja en sueldos precarios y en falta de regulación del mercado, y por otro lado en el incremento de prácticas corruptas del sistema judicial. Un ejemplo de esto es la persecución a líderes y lideresas democráticamente elegidos que no son afines a sus intereses, como a Cristina Fernandez de Kirchner, proscrita a ejercer cargos públicos por supuestas acciones ilícitas que en la práctica nunca se pudieron probar. También demuestran un total desinterés por la dignidad de las mujeres, como en el caso del feminicidio de Lucía Perez donde el tribunal culpó a la víctima de su sometimiento usando suposiciones y estereotipos para justificarlo.

Observando las declaraciones de cierre (Virginia Tognola)

“La posibilidad de que las demandas se conviertan en derechos concretos es posible”, continua Daniela. “Nos sigue costando, porque tenemos sectores del estado donde todavía el machismo prevalece. Pero no es posible pensar una nueva apertura de derechos, un futuro con todos y todas adentro si no es con la agenda feminista, no existe ya la manera de que en este pais se haga política sin nuestra plena participación”.

En el cierre de la jornada, desde el micrófono se pide un repliegue ordenado intentando dejar el espacio tal como estaba antes de llegar. Que las calles queden sucias o que haya disturbios suelen ser excusas perfectas para que los medios de comunicación realicen una cobertura de mala fe.

Una huelguista agarra un cartel denunciando a las violencias que viven las mujeres de forma diaria (Virginia Tognola)

La salida es lenta y varias aprovechan para “ranchar”, relajarse un tiempo en compañía de confianza, luego de estar el día entero garantizando la seguridad y el tranquilo transcurrir de la marcha. En su primer descanso del día, las huelguistas aprovechan para abrazarse, para entonar los famosos cánticos—“se cuidan los machistas, América Latina va a ser toda feminista”—y tal vez planear a donde ir a celebrar un rato más.

A veces no podemos evitar sentirnos pesimistas ante las urgencias producto de la crisis social y económica que vivimos, sumada a las emergencias humanitarias por el cambio climático y la desigualdad global que nos obligan a postergar las exigencias concretas del colectivo transfeminista, como la reparación histórica para las travestis y trans por las violencias vividas, la jubilación y obra social para trabajadorxs sexuales y amas de casa, etc. Pero fechas como estas nos obligan a volcarnos de lleno en un horizonte de igualdad y a recordar que todavía hay una fuerza de activistas que arman frentes de batalla en cada espacio que habitan, sea una escuela o un hospital, una empresa o un puesto de venta en la vereda. Es un cuerpo de lucha con la capacidad de consensuar agendas políticas a la orden del contexto y generar agendas propias, como la de impulsar la remuneración para las labores invisibilizadas y exigir que se cumplan las leyes de educación sexual, de anticoncepción y de reproducción elegida.

En las calles y en donde sea, nos encontramos en manada y con convicción renovada de que si luchamos juntas el patriarcado se va a caer, lo vamos a tirar.


Virginia Tognola es escritora interesada en temas de política, cultura y humanitarismo y militante en el Movimiento Popular Nuestramérica. Ha publicado en medios como International Progressive, ROAR Magazine, New Internationalist y NACLA sobre las principales luchas sociales y procesos de conquista de derechos en la región.

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