Según lideres comunitarios, la violencia y desplazamiento que facilita el acaparamiento de tierras con fines de lucro en toda la costa caribeña de Honduras es nada menos que un genocidio contra el pueblo Garífuna.
Durante décadas, los zapatistas han servido como luz orientadora para luchas a lo largo del continente. En medio del caos climático y la guerra interminable, siguen imaginando y construyendo mundos mejores.